01 junio 2007

Música - El vuelo del moscardón

Una de las grandes verdades de la música es su decadencia con el tiempo, y este hecho es el que hace que la principal división, más allá de estilos, sea precisamente la época.
Desde las grandes y complejas composiciones de los siglos XVIII y XIX hasta la actualidad la mercatilización de este arte lo ha hecho menguar década a década e, incluso, año a año.
La diferencia con otras disciplinas como pintura o literatura, con las que también ocurre algo parecido, es que a pesar de que las composiciones alcanzaron su madurez en el pasado, aún queda sitio para virtuosos.

Sin duda la tendencia que permite más exhibiciones magistrales es el rock, con los solos, en los que miembros de la banda, artesanos de las melodías, obtienen un protagonismo que se les niega en otros estilos, pese a su importancia. Por este motivo y por la especial sensibilidad de sus aficionados, las estrellas del rock no sólo son los cantantes, sino también baterías, bajistas y, sobre todo, guitarristas.

Uno de los grandes intérpretes es Nuno Bettencourt, un maestro
de la guitarra en el que destacan sus rapidísimos dedos.
Nacido en Las Azores en 1966, Nuno es principalmente conocido
como miembro de Extreme, grupo en el que este autodidacta de la guitarra eléctrica comenzó a destacar y en el que conquistó fama mundial con la inolvidable More Than Words, canción en la que, paradójicamente, sus manos ejecutan una melodía memorable sobre una guitarra española.
El mismo disco que incluía ese éxito intemporal, Extreme II: Pornograffitti, grabado en 1990, contenía una canción, He-Man Woman Hater, básicamente conocida por el fantástico solo que precede como un entrenamiento al tema.

¿Qué mejor manera de exhibir una habilidad que recurrir a los clásicos?.


Nuno eligió una pieza usada como interludio para las orquestas, fácilmente reconocible por el público y que, sobre todo, destaca por el tempo extraordinariamente rápido de ejecución: El Vuelo del Moscardón, de Nikolai Rimsky-Korsakov.

La adaptación de esta pieza, tradicionalmente para piano, a la guitarra fue realizada por José Feliciano, y obliga a que los dedos se desplacen velozmente sobre el mástil, lo que la hace tan impresionante visualmente como lo es acústicamente.
Con este solo Bettencourt ganó el respeto de los profesionales, con numerosos premios ganados, y el asombro del público; considerado uno de los grandes fue invitado en 1992 a la exhibición Guitar Legends en Sevilla, junto a mitos como Paco de Lucía o B.B. King.



Los clásicos siempre son clásicos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Joer, no le conocía pero ha sido impresionante.
Q de cosas se descubren en éste, tu blog jejeje.
Saludos.

Adolfo dijo...

En cuanto a habilidad con los dedos, es impresionante ver tocar la gaita, flauta dulce o travesera al músico gallego Carlos Nuñez.

Por cierto, ya que hablas de música he echado en falta una mención al padre del "reguetón" Don Omar y su compañero Daddy Yanke. Espero que subsanes ese error, ya que las palabras música y "regueton" han de ir siempre unidas jeje

Un saludo io putta.