26 mayo 2008

Análisis - Mónaco 2008

La fuerte lluvia sobre las calles de Montecarlo era un prólogo terrible para los equipos, que veían como la dificultad elevadísima del Gran Premio alcanzaba niveles de exigencia titánicos.
La arrancada perdía protagonismo en una carrera dónde habitualmente determina inequívocamente el resultado, y se convertía en un trámite necesario de la lucha por la supervivencia hasta la bandera damero. En este previo intenso, en el que los pilotos se sumergían en oscuros presagios, llegaba el primer problema: el cuarto coche, de Kovalainen, se quedaba calado dando vía libre al héroe de la clasificación, Nico Rosberg.

La salida ha tenido dos maniobras fundamentales para el desarrrollo de la carrera.

En primer lugar Hamilton buscaba con decisión, en un ataque arriesgado pero evidentemente muy meditado y planificado, el interior de Santa Devota, pegado al guardarraíl; el exitoso resultado, colocarse detrás de Massa, dejaba la victoria muy abierta aumentando enormemente las posibilidades de Lewis.
Por su parte Alonso devoraba a Nico Rosberg, dejando en evidencia el fallo mecánico o humano al engranar la segunda marcha, convirtiéndose en un muro para sus perseguidores que se encontraban al Renault en
todos los huecos. De hecho el propio Rosberg, nervioso al sentirse más fuerte, se pegó demasiado en Loews al coste de su alerón delantero.
Pronto Button iba a hacer compañía al Williams en el pit lane para hacer la misma reparación, esta vez al tirarse a por Heidfeld, con síntomas de algo grave en el BMW, en la Piscina. El siguiente en romper el morro era el líder del trenecito de cola, Glock, tras un trompo en Anthony Noguès.
Absolutamente todas las zonas del circuito se habían probado letales.

Llegó el turno de que los mejores en la salida pagaran su osadía y el altísimo ritmo que les obligaba a tomar riesgos que les acercaban demasiado a las barreras.
Hamilto
n en Tabac y Alonso en Massenet reventaban las ruedas, aunque manteniendo el control y, en el caso de Lewis, la fortuna de encontrarse cerca del pit lane.
Con la formación Massa, Räikkönen, Kubica, Hamilton, Heidfeld y Webber se producía la primera intervención del Safety Car para permitir la retirada de los coches de Coulthar
d y Bourdais que, por separado, fueron víctimas de la falta de agarre en Massenet y acabaron estrellándose ambos contra los guardarrailes y entre sí.

El reinicio llegó con una importante noticia, el drive-through de penalización a Räikkönen, responsabilidad del equipo por no montar las ruedas a tiempo, que le mandaba al cuarto puesto.
La eliminación de las distancias ha dado probablemente la mejor maniobra del Gran Premio de Mónaco, el espectacular adelantamiento de Fernando Alonso a Webber en el Casino, con un fantástico interior que le colocaba detrás de Heidfeld, demasiado preocupado por evitar los derrapes en la subida.
Crecido, El Nano cometió a continuación uno de los errores más grandes de la carrera por exceso de confianza, intentando un adelantamiento completamente imposible en Loews; esta absurda maniobra tuvo como efecto el alcance del tren trasero de Heidfeld y como precio el alerón delantero del Renault.

El momento crucial de la carrera llegaba con el, temido por Ferrari y esperado por todos, error de Felipe Massa.
El escenario, Santa Devota, y la acción, una frenada comprometida, la maniobra fue solventada con bastante suerte al poder alcanzar la escapatoria con ángulo para volver a pista, cediendo el primer puesto Robert Kubica, e
l único piloto libre de errores, dispuesto a soportar la presión del Ferrari que le pisaba los talones.
En el otro polo, acumulando desgracias, su compañero Heidfeld se veía obligado a dejar pasar a sus
perseguidores camino del pit lane, dejando la sorprendente clasificación de Sutil séptimo y Nakajima octavo.

E
l primer pit stop en plazo lo realizó Kubica, tras su batalla de vueltas rápidas con Massa, en la que en algunos momentos intervino Rosberg, desde la decimoséptima posición.
Con bastante suerte la siguiente parada era la de Räikkönen, justo cuando había roto su alerón, lo que no le hizo perder mucho tiempo; de hecho más perdía su compañero, que en las vueltas de ventaja se encontraba con tráfico.
Cuando finalmente Massa realizaba su pit stop, mucho más tarde que todos los de cabeza, entró por detrás de Hamilton y por delante de Kubica, con bastante ventaja para el McLaren, obligado a apretar con la ayuda de Piquet y Button, dos serios y peligrosos obstáculos a doblar por sus perseguidores.

La intensidad de la carrera empezaba a decaer hasta el nivel de un Gran Premio sólo muy interesante.
Vettel apretaba a Piquet, que ya había tenido un paseo imprevisto por el borde del Casino, y Rosberg a Alonso, al que conseguía pasar en Santa Devota.
Desde su quinta posición Adrián Sutil marcaba la vuelta rápida y ya nada fue como parecía.
Los pilotos empezaron a montar neumáticos de seco, primero los Renault, con el resultado esperado en el caso de Nelsinho: impacto y eliminación, aunque precedido por un bochornoso adelantamiento de Rosberg en la entrada al túnel.
Trompo de Glock, avería de Fisichella y el acecho de Kubica a Massa.

La segunda parada de Kubica y Hamilton permitía al McLaren conservar el primer puesto gracias a la ventaja conseguida, dejando la victoria en manos de Lewis si no era derrotado por él mismo.
Kovalainen reclamaba la atención sobre la Nouvelle Chicane, más tarde cúmulo de la infamia que aún le quedaba al Gran Premio, llevándose por delante a Jenson Button, que lógicamente cedía su plaza.

El Safety Car volvía a salir después de un accidente terrible de Rosberg, que por poco no acabó con el cockpit contra el muro de la Piscina, permitiendo a Massa reponerse de los problemas con los recién instalados neumáticos lisos, que le situaron tercero por la necesidad de colocarlos cuando no se esperaban más paradas y casi le dejan eliminado al patinar en la salida del pit lane.

Adrian Sutil era cuarto y Räikkönen, que antes bastante tenía con aguantar a Webber, veía clara su oportunidad.
Sin embargo Iceman, incapaz de hacerse con el Force India en Santa Devota, esperó a Nouvelle Chicane, dónde sufrió un cortocircuito similar al de Alonso.
Desde la salida del túnel se veía venir la velocidad excesiva del Ferrari, y el abandono de la trazada, habitual
para adelantar, dejaba los neumáticos derechos fuera de la línea seca. Aparentemente Kimi pasó por alto este detalle fundamental y cuando frenó, el Rayo Rojo se convirtió en un proyectil que chocó contra el Force India.
Su proverbial mala suerte, que aparece en sus momentos más brillantes, se volteó en su beneficio como injusto premio de este error imperdonable; Adrian Sutil tuvo que abandonar una carrera perfecta y el Ferrari fue perfectamente capaz de seguir, aunque cediendo varios puestos.

Las dos horas se cumplieron y la bandera damero otorgó a una de las mayores glorias del automovilismo a Lewis Hamilton, vencedor del gran Premio de Mónaco en 2008, el más intenso de los últimos años.
El quinto puesto de Sebastian Vettel
, premio a un piloto que es puro talento, es el logro increíble de la carrera, pero queda parcialmente ensombrecido por lo que pudo ser y no fue, la cuarta posición de Adrian Sutil con un Force India.

La conclusión es que por Grandes Premios como estos, imprevisibles, llenos de emoción y de exhibiciones de maestría, Mónaco merece más que la mayoría de los circuitos permanecer en el Gran Circo. Pocas carreras han sido tan vibrantes como la vivida esta temporada en Montecarlo, en la que se ha comprobado como ha aumentado la dureza de los monoplazas.

Decir que ha ganado el que menos ha fallado no sería exacto, porque entonces la victoria debería haber sido para Kubica.
Sin embargo la suerte de Hamilton que ha minimizado la importancia de su reventón, no puede tapar el derroche de talento sobre la Flecha de Plata. Lewis, muy concentrado, ha conseguido una victoria épica reponiéndose de un error, aportando una carrera impecable y apoyado por la capacidad del equipo para variar la estrategia tomando las decisiones óptimas.

Robert Kubica es el que ha tenido una actuación perfecta, seguramente el mayor merecedor de la victoria, aunque no queda claro si se ha visto perjudicado o beneficiado por la entrada del primer Safety Car.
Los otros protagonistas brillantes del Gran Premio han sido Webber, cuarto con adelantamiento incluído, y Vettel, quinto, que han demostrado una habilidad sobresaliente; eran las apuestas seguras, puesto que cuando las características del coche pierden importancia siempre destacan, que además han sabido esquivar los numerosos problemas.
Perfecta, increíble, mágica ha sido la carrera de Adrian Sutil, la mejor de su corta trayectoria, que ha vuelto a sacar esos apuntes geniales que dió con este mismo coche la pasada temporada -memorable en Spa-Francorchamps- mostrándose especialmente inspirado en pistas legendarias.
Barrichello y Nakajima, en la mejor tradición de Alex Wurz, parecen más bien haberse encontrado con el séptimo y octavo puesto, lo que no resta ni mucho menos valor a este gran resultado dado que acabar sin haber tocado un guardarraíl ha sido extremadamente complicado.

A pesar del cruce de cables de Fernando Alonso, que ha borrado el excelente adelantamiento en el Casino con su absurda maniobra en Loews, que le coloca por una vez a la altura de su decepcionante compañero, y del tercer puesto de Massa, el Gran Premio aciago y reprobable tiene nombre propio: Ferrari.

Los Rayos Rojos han ido acumulando despropósitos desde antes de salir.
En una carrera ideal para Räikkönen, el equipo se ha encargado de dinamitar sus opciones por tardar demasiado en la elección de neumáticos; la sanción de Iceman dejaba todo en manos de Felipe Massa, alérgico a la lluvia y con dificultades, a pesar de sus últimos resultados, para soportar la presión; su trompo en Santa Devota era cuestión de tiempo, y a pesar de conseguir mantener el coche en pista, todo quedaba en manos de la suerte, territorio Hamilton.
Cuando parecía que el único con autoridad para entrar al box con la cabeza alta era Kimi, rodando sin cometer ningún fallo, perjudicado por su equipo y dejando en evidencia a su compañero, se encontró con una situación que fue demasiado para él. Estar pegado a un Force India fue demasiado para Iceman, que ignoró el límite entre la competitividad y la temeridad injustificada; su infame acción se ve agravada por el perjuicio a un piloto que estaba haciendo la mejor carrera de su vida, a punto de lograr un resultado memorable.

En adelante sólo queda por ver qué más le puede pasar a Kovalainen, cúmulo de problemas imprevistos, y qué le pasa a Nick Heidfeld, completamente desconocido y sometido al brutal peso de su genial compañero de equipo. Puede que esté facilitando el regreso a casa de Vettel, que obtiene tres puntos en la segunda carrera que termina.

Enhorabuena a Hamilton, honrado con uno de los mayores triunfos que un piloto puede conseguir, y felicidades a Kubica, más cerca que nunca de la victoria y a Vettel, que cuando es respetado por su Toro Rosso deslumbra.

Fuerte reprimenda para Ferrari, que han desperdiciado una carrera que tenían en el bolsillo, con un especial reproche a Räikkönen y Alonso, indebidamente imprudentes para perjuicio de otros pilotos.

Mucho ánimo para Adrian Sutil, que a pesar de todo es el héroe de la jornada. Llevar ese coche como lo ha conducido y alcanzar el cuarto puesto cuando sólo quedaba rutina puede que sea a veces más importante que ganar en Mónaco.

La hazaña lo es todo, la gloria no es nada.

Con permiso, quiero mencionar y dar las gracias a mi compañía durante este fantástico Gran Premio, añadiendole emoción y diversión: Patricia, Juan y, especialmente, Carlos, al que va dedicado este análisis, por hacer un esfuerzo, por ser un gran tipo y por aguantar este chaparrón con una camiseta de Ferrari.

Salimos del puerto base de El Anaconda, rumbo a Montreal, después de este Agosto para los fabricantes de alerones delanteros.

24 mayo 2008

Briefing - Mónaco 2008

El Gran Premio de España fue una suave preparación para la carrera más especial del Campeonato del Mundo: la infernal ratonera de Montecarlo.
Entre los detalles que habitualmente adornan la joya del Gran Circo, donde brillan las exclusivas preparaciones de los monoplazas, destaca especialmente la marca histórica de uno de los padres de la patria de Fórmula 1, los seiscientos Grandes Premios de Frank Williams.
Es una fantástica casualidad que que este centenario, hito de un camino iniciado en 1969, coincida con el evento de Mónaco, el lugar más propicio para que Sir Francis Orben Garbatt Williams reciba el homenaje que merece.

Respecto a lo puramente competitivo, existe un aspecto que alterará completamente esta temporada una carrera desquiciada: la lluvia, casi totalmente asegurada, que la convertirá en una completa locura. Desde 1997 no se ha vivido un Gran Premio de Mónaco con lluvia, un precedente en el que 12 coches quedaron eliminados.

Heikki Kovalainen tiene la gran oportunidad de demostrar su habilidad y certificar su puesto en cabeza tras su exhibición en Montmeló, punto de partida de un crecimiento explosivo. Si Feyd-Rautha aprovecha la anulación virtual de la ventaja de Ferrari, puede estar más cerca que nunca de su primera victoria si sobrevive al paseo por Montecarlo.
Los otros beneficiados por las características del Gran Premio de Mónaco son, evidentemente, los pilotos con más talento fuera de las escuderías punteras, que normalmente se ven lastrados por su coche: no es descabellado que Webber, Alonso e incluso Rosberg opten al podio, y Vettel a los puntos. Especialmente porque las dificultades propias del circuito se ven potenciadas por las limitaciones al control de tracción.

Aunque la lluvia hace que, mucho más que en otras ocasiones, la suerte sea fundamental; lo que necesitarían pilotos en la cuerda floja como Nelsinho Piquet.
Es un tópico, pero con más validez que nunca: en Mónaco puede pasar cualquier cosa.


La clasificación ha sido la culminación de una decadencia evidente, esperada desde el inicio de temporada: la del desmotivado Nick Heidfeld.

La primera ronda ha comenzado con Vettel y Rosberg destacados, aunque pronto han empezado a diferenciarse las tendencias, que han mantenido a Nico en cabeza, el único en marcar un tiempo por debajo de 1:16 junto a McLaren, Ferrari y Robert Kubica.
Inevitablemente, el primer piloto con problemas de maniobrabilidad ha sido Piquet, que ha patinado en Santa Devota, deteniéndose en una de las pocas escapatorias; un poco más tarde sufría el mismo problema en Portier, aunque manteniendo mucho mejor el control con una maniobra notable, evitando las protecciones.
En contraste con su compañero, una vez más, Nakajima se salvaba por la mínima, como Heidfeld; un mal presagio para BMW. Finalmente los Force India y Toro Rosso han quedado eliminados, como Piquet.

La segunda sesión ha sido tan tediosa como de costumbre, aunque cerca del término Mónaco se ha cobrado su primera víctima.
Massa ha vuelto a ser primero, y Hamilton ha intentado conseguir el mejor tiempo rodando claramente al
límite, como dejaba en evidencia una derrapada extrema en Loews.
Aunque el inspirado Rosberg se colocaba segundo a un minuto del final, la noticia era Nick Heidfeld, incapaz de abandonar la zona de eliminación.
Con el tiempo cumplido, y su pase a Q3 asegurado,
Coulthard ha perdido el control a la salida del tunel. Al Red Bull se le ha indigestado la frenada y el tren trasero ha chocado contra el guardarraíl, desprendiéndose la rueda trasera; la suerte de El Superhéroe le ha hecho esquivar el muro que separa pista y escapatoria, y le ha mandado al interior del paseo marítimo, como leve resultado de un accidente muy peligroso.
La bandera amarilla, y su habilidad, ha permitido a Trulli y Alonso asegurar y conseguir, respectivamente, un puesto entre los diez primeros.

La ronda definitiva ha mantenido la emoción hasta su mitad, cuando el dominio de Ferrari se ha hecho evidente.
Al principio Hamilton, totalmente entregado, se ha lanzado a por el mejor tiempo rodando otra vez al límite, lo que casi le cuesta un choque en Anthony Noguès que al final se ha convertido en un espectacular contravolante, con el que se ha colocado primero.
El mejor tiempo enseguida pasaba a Räikkönen, seguido de cerca por Robert Kubica, que casi se sube encima de Hamilton en el intento, apurando una fuerte frenada antes de La Rascasse. Heikki y Lewis se han quitado sucesivamente esa segunda plaza, que finalmente se ha convertido en tercera con la vuelta rapidísima de Felipe Massa, convertido oficialmente con esta pole en el piloto más solvente en clasificación.
La estrella de la jornada, Rosberg, ha quedado en un esperado sexto puesto.

La previsión, en condiciones normales, es una victoria de Masa, vista la imposibilidad de adelantar y la ventaja esencial de la pole. Sólo el talento del actualmente mejor piloto, Kimi Räikkönen, puede reducir poco a poco la distancia inicial culminando en una victoria trabajada, mantenida en el aire hasta el último pit stop.
Sin embargo lo extraordinario en otras pistas es lo rutinario en Mónaco: los pequeños errores propios y ajenos, las protecciones y el Safety Car son tan protagonistas como los monoplazas.
Por supuesto el seguro ataque de máximo riesgo de los McLaren, que tienen su única oportunidad en el primer paso por Santa Devota, puede marcar la carrera en cualquier sentido; Hamilton sale inmediatamente detrás de Massa y si uno de los dos no mide las distancias ambos pueden quedar fuera.

En cuanto a los puntos, la calidad ha marcado las diferencias, lo que hace más fácil que queden inalterables.
Lo más interesante será ver el comportamiento en carrera de Heidfeld en una carrera en la que estará encajonado en una posición muy conflictiva, imposibilitando sus clásicas remontadas y desperdiciando el potencial del BMW.

La estrella debe ser Nico Rosberg, que ha dejado claro de nuevo que su sitio está en los equipos punteros. Rosberg sólo lucha contra sí mismo, y si el Williams aguanta hasta el final puede dar una gran sorpresa, especialmente si finalmente llueve.

No pierdas de vista Santa Devota, a los McLaren, la lluvia y a Nico Rosberg.

16 mayo 2008

Briefing - Mónaco

En esta competición, distinta a las demás, existe un lugar que es a su vez totalmente diferente al resto de la Fórmula 1.

El Gran Premio de Mónaco es la joya de la corona del Gran Circo.

Las calles de Montecarlo están llenas de esas dos palabras que convierten una victoria en ellas en una conquista más allá de la gloria: historia y glamour. En Mónaco las características del coche se vuelven irrelevantes, las distancias entre escuderías se acortan al mínimo y son los pilotos los que esta
blecen las diferencias; esa es la razón por la que la leyenda de este Gran Premio la escriben los más grandes.
El lujo de Montecarlo inunda la carrera, que se transforma más que nunca en un Gran Circo, ostentoso, deslumbrante y espectacular.

El escenario, las calles, el puerto, el túnel, todas las curvas que se pueden nombrar y
recorrer de memoria, exprimen también la habilidad de los pilotos hasta conseguir un evento extraordinario, que hace volver los ojos del mundo hacia el fin de semana en la Costa Azul.
Desde que Anthony Noghès, recordado con la útima curva, creara la carrera, todos los años Mónaco ha tenido algo que contar. Accidentes tan llamativos como los sufridos por Paul Hawkins y Alberto Ascari, rescatados tras caer a las aguas del puerto, forman, tanto como las victorias inolvidables, la historia de este Gran Premio, más viva que en ninguna otra pista.

En la cumbre de los ganadores de esta carrera no podía estar otro que no fuera el mítico Ayrton Senna, con seis victorias de diez participaciones, aunque el título de Mister Mónaco lo ostenta Graham Hill, capaz de remontar desde un quinto puesto hasta su quinta victoria.

El set up del circuito es tan sencillo como distinto al habitual; el principal problema que plantean las tortuosas calles de Montecarlo, con las curvas más estrechas del Campeonato del Mundo, es la refrigeración. El motor apenas sufre debido a la pequeña exigencia de potencia, pero la falta de rectas, de velocidad punta, hacen mínima la entrada de aire. Por este motivo uno de los puntos de trabajo de los ingenieros es la aerodinámica, configurada al máximo con la inclusión de más alerones y deflectores, aprovechando la poca importancia de alcanzar velocidades altas; de esta forma se pretende además aumentar el agarre, a lo que ayudará una suspensión extrablanda, con la que se pretende mantener las ruedas pegadas el máximo tiempo posible al suelo.
Los pianos sobre los que los monoplazas botarán mucho más de lo normal, y sumados a la vibración de los baches del firme, una calle al fin y al cabo, serán el principal enemigo de los neumáticos; paradójicamente éstas son las causas de la reducida maniobrabilidad, en lugar de la falta de grip propia de un circuito urbano.

Con todos los datos acerca de lo tortuoso del circuito y la lentitud extrema en algunas de sus curvas, el aspecto
mécanico que pretenden optimizar los ingenieros es la aceleración, mediante una caja de cambios con unas relaciones cortísimas.
El resultado de los reglajes es un muro aerodinámico preparado para botar, girar al máximo y cambiar su velocidad de forma explosiva; causas que sumadas al glamour de Mónaco obligan a crear un monoplaza único y especial.

En cuanto al trazado en sí, poco hay que decir: todas las curvas son peligrosas, y las posibilidades de
adelantamiento son nulas. Las protecciones, guardarraíles al borde de la calzada que habitualmente acaban cubiertos de goma por el roce, convierten en impacto cualquier salida de la trazada; y en los puntos críticos un error suele significar, no ya un abandono, sino un accidente.
Unida a esta predisposición a los incidentes, la ausencia de escapatorias con frecuencia hace que una avería sea motivo de salida del Safety Car, lo que significa que cualquier carrera en las calles de Montecarlo es imprevisible.
La dureza de la pista nunca resultó tan evidente como en 1996, cuando sólo cuatro coches consiguieron cruzar la meta.

Gracias a Santa Devota, la Nouvelle Chicane y La Rascasse el espectáculo está garantizado; de principio a fin, todos los metros son interesantes, historia de este espectáculo.
El Grand Prix de Monaco es la ordalía de los pilotos.

La mejor definición del Gran Premio la dió Keke Rosberg, reflexionando sobre el circuito más peligroso:

Mónaco con mas de 1000 caballos era muy emocionante, porque la pista estaba muy bacheada. Si algo iba mal al alcanzar 300 km/h en la subida hacia el Casino ... ¡Aterrizabas en Italia!

11 mayo 2008

Análisis - Istanbul Park 2008

Las condiciones alteradas del Gran Premio de Turquía, con un grip muy reducido, jugaban a favor del los McLaren, confiados en una acción conjunta para anular a Felipe Massa.
Sin embargo, en previsión de arranques lamentables por la falta de agarre y por su posición, Nick Heidfeld era el único verdaderamente obligado a remontar de forma espectacular para alcanzar los puestos de cabeza en los que naturalmente deben encontrarse los BMW.
Por otra parte entre lo más interesante destacaba la posibilidad de que Vettel terminase la primera vuelta.

La salida ha marcado profundamente la carrera en lo relativo a la victoria, debido al indeseado protagonismo de Kovalainen.
Felipe Massa ha salido como un rayo, con una arrancada tan explosiva como la clavada de Feyd-Rautha, y sólo Hamilton y Kubica han sido capaces de seguirle, evitando el campo de batalla del interior de la recta principal.
Kimi Räikkönen ha intentado aprovechar el error del McLaren lanzándose hacia el interior de la Curva 1, aunque Heikki ha sido capaz de reaccionar, cerrando al extremo de la deportividad a Iceman. Ambos coches han llegado a contactar, con el coste de un pinchazo que destruía las posibilidades de Kovalainen, bastante grandes, de ganar la carrera, y la pasada a ambos de Robert Kubica, tercero sólo por mantener la trazada; el río revuelto ha sido aprovechado también por Fernando Alonso, que se ha colocó por delante de Räikkönen.
La lectura es evidente: la trazada óptima ha sido una ventaja desequilibrante.

Una locura del Fisichella más clásico, que se ha lanzado a toda velocidad contra el pelotón en la falsa S de
Senna, ha provocado la salida del Safety Car por su vuelo rasante sobre Nakajima, que ha dejado a ambos fuera al desprender prácticamente todos los elementos aerodinámicos del Williams.
Hasta el reinicio de la carrera no ha podido Kovalainen entrar al pit lane para cambiar la rueda pinchada que le arrojaba a la última posición.

Con una demostración de potencia asombrosa Räikkönen pulverizó a Alonso para recuperar su posición, aunque en realidad supuso la formación de tres trenecitos: Kubica liderando a Iceman, El Nano y El Almirante; Button por delante de Barrichello, Glock, Bourdais,
Vettel y Piquet; y, el más llamativo, Heidfeld en séptima posición, conteniendo a Rosberg. Dado que el único que ejercía una presión seria era Trulli sobre Coulthard, la batalla por el liderato quedaba en primer plano, centrando absolutamente toda la atención.

Aparentemente el duelo de Massa y Hamilton iba a ser más de lo mismo, cuando Felipe empezó a abrir lentamente distancia, pero el McLaren estaba llamado a cambiar el guión con un ritmo notablemente mejorado.
En adelante, hasta el final del stint, el pulso por la vuelta rápida se ha decantado alternativamente para los dos terrenos, aunque finalmente el inspiradísimo Lewis ha empezado a cobrar cierta ventaja que le permitió cazar al Ferrari.
Bastante peor le iba al otro McLaren, que parecía incapaz de adelantar a Sutil - sólo lo consiguió después de un par de vueltas apretando al máximo - en contraste con la facilidad de Piquet para adelantar a Vettel en la Curva 12, el punto básico de paso.


El primer pit stop lo realizó Fernando Alonso, a pesar de
lo que consiguió mantener la posición frente a Webber, seguido rápidamente por Hamilton, que confirmaba su estrategia a tres paradas y se colocaba entre Massa y Kubica tras el repostaje de éstos.
Con el terreno despejado llegaba el momento de Iceman, que marcó la vuelta rápida antes del pit stop que le situaba tercero.

La ligereza de la Flecha de Plata tendría como consecuencia una maniobra impensable: después de recortar el suficiente terreno con Massa, Lewis Hamilton se tiraba hacia el interior de la Curva 12 con gran decisión.
Felipe, sorprendido, había dejado la puerta abierta y, cuando se quiso dar cuenta, tuvo que variar la trayectoria, apartándose de la trazada y dejando vía libre a Hamilton.
A partir de ahí, el potente McLaren ha empezado a volar, aumentando la diferencia entre tres décimas y un segundo por vuelta, aunque resultaba evidente que su parada era cercana.

Kovalainen conseguía pasar a Piquet aprovechando su error en la llegada a la Curva 12, un fallo repetido por Bourdais, que le costaría la retirada al quedar clavado en la puzzolana.
Button y Glock
aprovechaban que sus depósitos estaban secos para presionar a Webber, pero tanto ellos como Feyd-Rautha tenían que tirar por tierra sus logros para hacer su parada poco antes de que llegara el segundo pit stop de Hamilton.

La ronda de paradas mantenía de nuevo el orden, a pesar de las vueltas libres para Webber, que no conseguía recortar a Alonso, y dejaba a Kovalainen detrás del grupo de Button, Piquet y Glock.
A Heikki le iba a costar pasar a Timo bastante más que a Nelsinho superar a Botón, aunque necesitó más de un
intento. El McLaren se mantuvo a la altura del Toyota desde la Curva 10 hasta la recta principal, rodando en paralelo en la doudécima con bastante riesgo; siguiendo la estela del Renault, le fue infinitamente más fácil superar a Jenson por velocidad.

El sprint de Lewis Hamilton antes de su tercer pit stop resultó insuficiente, quedando situado a la salida del pit lane detrás de Massa y delante, pero muy cerca, de Räikkönen, que hasta el final de la carrera se iba a limitar a apretar buscando un fallo de su predecesor más que atacar abiertamente.
A falta del repostaje de Verdaderamente, a partir del quinto puesto de Heidfeld se encontraban Alonso, Trulli, Webber y Rosberg, con la diferencia de tiempos suficiente para asegurar un punto para Nico con la parada de Jarno.
La culminación de la remontada de Heikki Kovalainen terminó en el noveno puesto, con las pasadas a Coulthard y Rosberg antes del pit stop final que le iba a devolver a la parte trasera del pelotón, dónde aún tendría tiempo de adelantar a Glock.

La bandera damero del Gran Premio de Turquía recibió por tercera vez a Felipe Massa, seguido por los adosados Hamilton y Räikkönen. Los tres últimos puestos con puntos han sido ocupados por Alonso, Webber y Rosberg, uno de los vencedores de esta carrera estratégica.

La conclusión de este Gran Premio esencialmente táctico es la inesperada recuperación de McLaren.
Las Flechas de Plata han mostrado otra cara muy distinta, y a pesar de la victoria de Ferrari, esta no ha sido, ni mucho menos, tan contundente como en otras ocasiones.
La lucha ha estado en cabeza y se ha mantenido hasta el final, con momentos en los que Hamilton, en estado de gracia, ha derrotado claramente a los Rayos Rojos; la atrevida estrategia de tres paradas, de hecho, ha resultado capaz de vencer a Iceman.
Incluso Kovalainen, pese a sus problemas con algunos pilotos duros de la parte trasera, ha sido el protagonista del espectáculo con su remontada; si Heikki no se hubiera visto lastrado por su desastrosa salida, la victoria de Massa hubiera sido aún más complicada.

El avance de McLaren deja en evidencia el tropezón de BMW en Istanbul Park. A pesar de que, como es habitual, Heidfeld ha conseguido superar su posición de salida, en general el equipo ha estado discreto y no ha plantado cara como en otras ocasiones a sus rivales por el podio.
Kubica ha conseguido mantenerse lejos de Räikkönen, pero incapaz de alcanzar un ritmo que le permitiera conservar la tercera plaza, conseguida por la estrategia individual de Räikkönen.

Confirmado el estancamiento de Toyota, Red Bull y Renault parecen llamados a luchar por su lugar, si bien a
Webber le ha faltado ritmo para superar a Alonso en sus vueltas extra. En los equipos las cosas son muy diferentes; Coulthard, noveno, se encuentra a la expectativa y en buena forma, mientras que El Nano es el único valor de Briatore, que una vez más a visto como, a pesar de alguna pasada brillante, puede contar sólo con un coche - lo que no ha impedido en absoluto probar su salto tecnológico con un sexto puesto.

El octavo puesto de Nico Rosberg, visto el pobre rendimiento de Williams, sabe casi a victoria, especialmente porque ha sido conseguido gracias a la sólida profesionalidad del piloto, que ha aprovechado los errores de los demás manteniendo el ritmo hasta el final.

Desde su incapaz Honda, el veterano Rubens Barrichello ha disputado su 257º Gran Premio, en el que se han batido otras dos marcas: Coulthard ha conseguido acabar con su tren trasero intacto y Sebastian Vettel ha conseguido, simplemente, acabar.

Enhorabuena a Felipe Massa, por la trabajada victoria en su pista talismán, y a McLaren, por su brillante recuperación. Y una felicitación especial a Nico Rosberg por su constancia, premiada con un punto.

Ánimo para Alonso y Webber, en el buen camino, un ejemplo para Piquet, que ya no tiene ninguna excusa.

Muchas gracias a Rubens Barrichello, desde ahora el participante más asiduo en esta locura que es el Gran Circo, que tantos grandes momentos de puro espectáculo ha dado a la Fórmula 1.

Rumbo a casa, al puerto base: atracamos en Mónaco.

10 mayo 2008

Briefing - Istanbul Park 2008

Entrando en la parte más intensa del Campeonato del Mundo, el emocionante Türkiye Grand Prix puede brindar pocas sorpresas en cabeza. Quizá el detalle más interesante de la lucha por la victoria sea el estado de Heikki Kovalainen tras su accidente en Montmeló.
Sin mucho margen para variar las diferencias, la actitud de Feyd-Rautha puede constituir el único motivo de diferencia entre la actual tendencia
Ferrari - McLaren. Habitualmente el "síndrome del inmortal" posee a los pilotos después de estos traumas, y creyéndose indestructibles asumen más riesgos, con mucha confianza, aumentando espectacularmente su rendimiento. La prueba más evidente de este hecho es el cambio en David Coulthard tras su accidente de avión.
Otra incógnita interesante será la posible persistencia de Nick Heidfeld en su forma de afrontar los Grandes Premios, superando por fin su apatía sabática.

El centro de atención se desplaza más bien hacia la zona de puntos, dónde existen unas tendencias claramente marcadas en las escuderías.

Tanto Renault como Red Bull, quizá mejor dicho Alonso y Webber, evolucionan contundentemente, mientras que Toyota (en justicia, Jarno Trulli) parece atravesar un pequeño bache en la temporada que parecía ser la del salto definitivo. Si Verdaderamente ha bajado el escalón que parecía separar a su equipo de todos los demás, y se demuestra en Istanbul Park, Toyota puede encontrarse con un serio problema.
Mientras, la caída libre de Williams supone un retroceso incomprensible después de un arranque genial de Rosberg, cada vez más lejos de alcanzar a sus rivales directos.
El gran problema de estos equipos, a excepción de Red Bull, es tener un solo piloto.

Las condiciones atmosféricas van a dificultar de forma imprevista el Gran Premio de Turquía, puesto que del esperado calor habitual se ha pasado a una temperatura entre 15 y 20 grados con cielo cubierto, circunstancias que inciden de forma importante sobre el estado del asfalto, evidentemente reduciendo el agarre con el frío.
El consiguiente subviraje y cualquier problema en la dirección, tendrá graves consecuencias en las curvas más técnicas, como las tres finales, y sobre todo en la espectacular Curva 8, que sin un ajuste adecuado de las gomas puede ser trazada por muchos directamente sobre la escapatoria.

Independientemente de los acontecimientos de la carrera, cuando Rubens Barrichello arranque su Honda habrá participado en 257 Grandes Premios, superando a Ricardo Patrese.


La clasificación no se ha salido en absoluto del guión marcado, incluso en lo referente a las pequeñas variaciones. El nuevo formato reducido, con la eliminación de 5 coches en Q1 y Q2 ha tenido el resultado esperado, con una excepción en cada tanda: Piquet, Rosberg y Kovalainen.
La primera ronda ha demostrado claramente la falta de grip provocada por la baja temperatura, especialmente en el tramo entre las Curvas 12 y 14, aunque el trompo más serio lo ha hecho Nakajima en la Curva 10.
Los McLaren han dado buenas sensaciones ocupando los dos primeros puestos, aunque poco a poco se ha abierto una brecha entre ellos. En espera de la tardía salida de BMW, que ha dado mucho que pensar, los Red Bull confirmaban su excelente estado mientras los Williams se ponían al borde del desastre.
En la zona de eliminación Barrichello y Piquet eran las relativas sorpresas, por lo que la salvación de Rubinho sobre el tiempo ha dejado en evidencia, una vez más, a Piquet, acompañado de Nakajima en la carrera de las desigualdades entre compañeros de escudería.

La segunda tanda apenas ha tenido emoción, con los clasificados prácticamente confrmados desde el inicio: Trulli, Alonso y Red Bull; por el manifiesto rendimiento insuficiente de Nico Rosberg, a medio segundo del corte.
Räikkönen empezaba a mejorar poco a poco el ritmo del Ferrari y Heidfeld, una vez más, daba muestras
evidentes de sus problemas de concentración a una sola vuelta alcanzando el noveno puesto, cada vez más cerca del peligro.

La ronda definitiva debía ser el escenario, de nuevo, de algunos tópicos habituales: la inspiración sabatina de Massa y el catastrófico despiste de El Bueno.

De hecho Felipe se ha colocado en primer lugar al inicio, como defensor del tiempo en los asaltos del fin de sesión en las mejores condiciones. Hasta ese momento los Red Bull, en una acción llamativa, se han mantenido en el box, rechazando acabar una sola vuelta, y la mayor noticia ha sido la velocidad excesiva de Hamilton afrontando la Curva 8, y el contravolante habilidoso que le ha permitido seguir sobre el asfalto pagando su error sólo con un derrape.

En la vuelta óptima el primero en atacar ha sido Lewis, que se ha quedado corto. Más inspirado que nunca Kovalainen ha ido batiendo sector a sector los tiempos, aunque con Massa pegado detrás recortandole una décima en cada uno de los parciales y alzándose con la pole.
Los manifiestos problemas de dirección de Räikkönen en las tres últimas curvas, compartidos con Trulli, han confirmado la influencia de la temperatura en el agarre y han permitido a Heikki conservar su mejor clasificación: la segunda plaza.

La previsión para la carrera no es sencilla, puesto que las circunstancias han desordenado un poco los preparativos de los equipos.
Las Flechas de Plata han presentado una aspecto mejorado y su posición, justo detrás de Massa, concede una ventaja estratégica al estar teóricamente cubiertos de un arranque fuerte de Räikkönen, que con total seguridad lleva una carga de combustible mayor.
Iceman quizá se convierte en el principal aspirante, a pesar de su cuarta posición, si administra
correctamente la diferencia con sus predecesores; su principal rival es Heikki Kovalainen, que cuenta a su favor con la presión sobre Massa en un circuito en el que será muy sencillo cometer un error, además de la poderosa influencia del "síndrome del inmortal"

En los puntos la batalla entre Webber y el revitalizado Alonso eclipsará seguramente a Trulli y a Coulthard, seguramente más preocupado por acabar una carrera sin ser embestido.
La lucha en esta zona se verá influída por la presencia de Nick Heidfeld, obligado a realizar una salida espectacular para remontar, una vez más, una penosa clasificación; el otro invitado deberá ser Rosberg, al que seguramente se le presentarán algunas oportunidades para puntuar, siempre que sea capaz de mantener, lo que no parece fácil, el Williams por lo negro.

Otra parte importante del espectáculo puede aportarla BMW, con un posible cambio en la estrategia de las últimas carreras, que se desprende de la discreción de Kubica alcanzando el quinto puesto. Puede que Theissen haya decidido suplir una buena salida por retrasar el pit stop, lo que puede deparar unos finales de stint curiosos e incluso un gran resultado si las circunstancias son favorables.
Los otros dos puntos de atención son Piquet, que sigue sin estar al nivel, y Vettel, pendiente aún de que le dejen terminar un Gran Premio.

No pierdas de vista
la Curva 12, el agarre, a los McLaren y la Curva 8.