La intención del Gran Circo de traspasar, en plena Guerra Fría, el Telón de Acero se vió culminada con el establecimiento del Gran Premio de Hungría, el Magyar Nagydíj, en 1986.
Descartado el planteamiento inicial, que tenía como objetivo la propia URSS, los planes eran recuperar el trazado del parque Népliget de Budapest, usado en 1936 para la primera, y hasta ese momento única, competición automovilística en la zona. Sin embargo el gobierno comunista sorprendió a la organización del Campeonato del Mundo con la construcción en tan sólo ocho meses de Hungaroring.
El resultado fue la clásica ratonera europea, sometida siempre por el calendario al duro verano continental, que a menudo ofrece un espectáculo pobre por la imposibilidad de adelantar y competir más allá de los repostajes.
Sin embargo en el Gran Premio de Hungría de 1989 Nigel Mansell protagonizó una remontada épica: partiendo desde el decimosegundo puesto, tras sucesivas pasadas en pista, logró la victoria aprovechando el tapón al que estaba sometido Ayrton Senna. Esta marca fue superada por Jenson Button en 2006, el primer Magyar Nagydíj sobre mojado, al ganar una loca carrera a pesar de salir decimosexto; la segunda posición, también inesperada, fue para Pedro Martínez de la Rosa, piloto de pruebas de McLaren.
El monótono inmovilismo de este Gran Premio dificulta la recuperación del orden natural tras una alteración provocada accidentalmente, como prueba especialmente la victoria frustrada en la última vuelta de Damon Hill en 1997 pilotando un Arrows-Yamaha.
Tres características definen Hungaroring: trazado, calor y polvo.
El poco uso que se hace del circuito y su situación en un valle provocan la excepcional suciedad de la pista, sometida a un viento arenoso que impide que la goma se fije; la mejora del agarre a lo largo del fin de semana no es muy grande, aunque si existe una diferencia notable entre la trazada y los límites del asfalto. Esta cualidad especial, junto con la elevada temperatura del verano magiar, invitan a pensar en una versión europea del Circuito del Desierto pero, a diferencia de Shakir, el polvo sólo afecta al grip sin obligar a la introducción de filtros de aire extremos, que perjudican la refrigeración.
El trazado, sin embargo, con la ausencia de rectas largas es el que dificultará la disipación de temperatura. Lo que abunda en Hungaroring son curvas medias y lentas, en una pista muy estrecha que, en conjunción con el grip nulo fuera de la trazada, hace imposible el adelantamiento.
La única comparación posible, ignorando clima por un lado y glamour por otro, se establece con las calles de Montecarlo; estos dos Grandes Premios se juegan en base a la estrategia, con la importancia fundamental de la clasificación, y en ellos los ingenieros son realmente los que consiguen la victoria con el set up, muy parecido en ambos.
La refrigeración del motor será el objetivo principal del reglaje, por la falta de tramos rectos que proporcionen aire; a pesar de que los motores no están sometidos a un gran esfuerzo en un circuito bastante lento, la temperatura provoca muchas roturas. La solución básica pasa por cambiar los lubricantes convencionales por aceites especificos para intentar reducir la fricción; un remedio que no se puede aplicar a los frenos, que igualmente deben disipar calor, aunque la falta de fuertes deceleraciones lo convierte en un problema menor salvo en casos de emergencia. Los otros medios, sistemas extra de enfriamiento alterando el flujo del aire, son capaces de beneficiar tanto el motor como a los discos, por lo que también son aplicados.
Toda la mecánica dará un paso atrás en potencia en un circuito en el que mantener la posición es sencillo.
El trazado obliga a establecer una carga aerodinámica alta para afrontar las curvas medias, que se hace máxima despreocupadamente debido a la previsible caravana, una enorme ayuda para el gran problema del set up: el grip.
La importancia del rendimiento de las ruedas no es muy alta, porque es el calor y no el asfalto lo que maltrata al neumático, y porque la goma poco puede hacer por agarrarse en el polvo fuera de la trazada: acercarse a los límites de la pista es como patinar sobre arena y puede suponer fácilmente una salida. Aún así una mala elección significa una degradación rapidísima, un peligro extremo en un circuito excepcionalmente deslizante.
Las críticas han propiciado la mejora del único punto de adelantamiento de Hungaroring, la Curva 1, mediante la ampliación de la recta principal; aunque sin solucionar los otros problemas básicos: estrechez y agarre. El circuito es bastante seguro debido al ritmo bajo de carrera, y el punto más conflictivo es la segunda curva, bastante rápida y larga, aunque la principal causa de eliminación seguirán siendo los abandonos con la fiabilidad puesta a prueba.
Las estrategias son variadas, a pesar de que una carga grande de combustible está muy penalizada, dado que sobre ellas se basa la posibilidad de ganar posiciones: consumo es más importante que la potencia. El que pretenda ganar debe conseguir la mayor velocidad de paso por curva arriesgando en los pianos, ganando tiempo para el paso por el pit lane.
Las gestas en Hungaroring, que a Nigel Mansell le valieron ser recordado dando su nombre a una curva, no aportan encanto a este circuito aburrido. A pesar de la falta de espectáculo y de las condiciones, el Gran Premio de Hungría es un éxito de publico debido a su situación geográfica, lo que desgraciadamente para la competición asegura su permanencia en el Gran Circo.
Este circuito urbano sin calles ni glamour, aguardando incidentes que le den emoción, seguirá siendo el Mónaco socialista.
De un par de ideas para ganar en los Goya del 2018
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Mi querido amigo Luis Ramón sugiere, *for free*, unas cuantas ideas de
tramas para obras cinematográficas que, a buen seguro, coparán los primeros
puesto...
4 comentarios:
¡Qué pronto empezamos esta semana! :D
Resumiendo: Hungaroring, un circuito de karts en el que corre la F1.
Aunque las pit-babes están tremendas, eso sí.
Podrían darle un manguerazo a ver si se anima.
Juas! xDDDD
Para animar el cotarro yo creo que deberían repetir lo de Silverstone del 2003(?) y hacer como en la atracción de la casa del terror del parque de atracciones: de vez en cuando que salte un tío a una curva disfrazado de escocés y que les asuste, a ver si alguien se pega una buena hostieja.
Esas hungaras de moda...
Una carrera mas de scalextric entonces...
Hay que mandar un correo a Bernie para que ponga aspersores aleatorios por el circuito, que si no, vaya bodrio de carreras...
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