
Las revelaciones de la clasificación eran claramente los más beneficiados por este formato, que facilitaba su defensa frente a los coches más potentes. El terreno estaba sembrado, y regado, para un Gran Premio impredecible que a pesar de no haber sido brillante si ha resultado muy entretenido por los incidentes y algunos resultados.
Durante 19 vueltas se ha mantenido el Safety Car en pista, durante las que los Rayos Rojos han podido rectificar una elección de neumáticos inadecuada tal como han podido comprobar con sucesivas salidas de pista provocadas por los intermedios. Las consecuencias de este error han sido los cambios de estrategia que han llevado a realizar dos pit stops a los Ferrari antes de la retirada del coche de seguridad, llevándolos a las últimas posiciones pero devolviendo ciertas oportunidades en previsión de más sucesos.
El inicio real, con la retirada del Safety Car, ha dado algo de emoción en cabeza aunque la zona más animada ha sido la de batalla por puntos.
Fernando Alonso ha valorado su mejor oportunidad y a pesar de que Hamilton parecía controlar la situación ha intentado adelantarle a final de recta, sin éxito; una vez superado este reto Lewis ha comenzado a escapar de El Nano sin sobresaltos. Un poco más atrás Button sacaba de la pista a Heidfeld a costa de su alerón, regalando como consecuencia dos posiciones a Kubica, que rebasaba a su compañero en reincorporación.
Una de las primeras sorpresas, además de la situación retrasada de los Ferrari, se producía por un error de frenada al final de recta de Alex Wurz, que destrozaba el Williams contra Felipe Massa, quedando eliminado en una clásica carrera de las que suele sacar provecho. Las desgracias se acumulaban para el Rayo Rojo, ya que tras sobrevivir entero al impacto de Wurz fue penalizado con un drive through por adelantar con el Safety Car.
El lío era una gran noticia para Sebastian Vettel y Mark Webber, situados tranquilamente entre los

Räikkönen peleaba con Schumacher por ascender y aunque El Hermanísimo se ha mostrado muy competitivo y ha devuelto cada pasada (muy llamativa la solvencia del Toyota en Panasonic), finalmente la desesperación de Iceman le ha llevado a realizar un brillante adelantamiento en Dunlop.
El primer stint terminaba para McLaren con una situación muy favorable, pero su vuelta hacía evidente una caída en el ritmo de los dos coches, que incluso llevaba fuera de la calzada a Alonso tras un trompo que lo situaba octavo.
Kubica era retenido por Kovalainen dentro del grupo que lideraba Fisichella y cerraba Coulthard, y se vió obligado a pasarle claramente en dos ocasiones para ganar la posición; una situación similar se producía entre Massa y Sutil, que a pesar de decantarse por la lógica de la potencia del Ferrari no acababa de ser rematada por Felipe, incapaz de escapar.

Más complicado resulta juzgar a Sebastian Vettel, que rebasado por Alonso tomaba el interior de la primera curva sin contar un giro quizá demasiado excesivo de El Nano; el resultado fue un contacto que rompió parte de los deflectores sobre el eje trasero del McLaren, sin aparentes consecuencias para mecánica y suspensión, pero que además significó la pérdida de la posición de la Flecha de Plata en favor de Räikkönen. Paradójicamente el golpe pareció entonar al McLaren porque muy pronto Fernando cogió el ritmo al Ferrari, dispuesto a cazar a Iceman, llegando a estar tan encima que sólo el repostaje de Kimi evitó la pasada en pista.
El sorprendente bajón de rendimiento de McLaren a mitad del Gran Premio estaba certificado con los sencillos adelantamientos de Fisichella y Coulthard a Hamilton, obligado a abrirse demasiado en las curvas rápidas. Jenson Button firmaba una gran pasada, mucho más compleja que la de Físico y El Superhéroe, sobre Jarno Trulli en el final de recta, con el valor depositado sobre la acción posterior, para mantener la posición ganada, cuando lo más sencillo era que Verdaderamente se la devolviera.

La consecuente salida del Safety Car con Hamilton en cabeza prácticamente convertía su camino hasta la victoria en un paseo.
Es poco habitual pero el hecho más desafortunado de cara al espectáculo se ha producido con el coche de seguridad activo.
Mark Webber, que rodaba en una segunda posición que dificilmente nadie podría arrebatarle era impactado

Kovalainen se colocaba segundo y aunque en el reinicio Massa intentara pasarlo por velocidad en la recta, conseguía inquietar un poco a Hamilton, aunque las diferencias entre los tres primeros han ido ampliándose y sólo había lucha entre Coulthard y Räikkönen, culminada con un arriegadísimo adelantamiento en 100R de Iceman, totalmente cubierto por la estela del Red Bull.
La situación de los Ferrari, frente a frente y con Massa sin opciones para el Campeonato del Mundo obligaba a prestar atención a las posibles órdenes de equipo, que han llegado antes del encuentro en forma de último pit stop para Felipe, que dejaba vía libre a Kimi.
Por atrás algunos movimientos sin mucha importancia devolvían el pulso del fin de carrera a la pelea por el podio: Rosberg, patinando por las escapatorias, Schumacher, marchando al box, y Rubens Barrichello, alcanzando el octavo puesto en el río revuelto. También Heidfeld, por un fallo técnico, dejaría el coche aparcado en la salida del pit lane.
Hamilton ha comenzado a volar y Iceman ha sacado todo el poder de Ferrari para alcanzar a Kovalainen y ponerle en serio peligro, mejorando vuelta a vuelta y corriendo sobre los límites. El riesgo asumido le ha dado buenas oportunidades pero el fin de carrera de Feyd-Rautha ha sido magistral, quizá acostumbrado a un Renault deslizante, aunque por otros motivos; Räikkönen, uno de los grandes especialistas en agua, lo ha intentado en 100R, en Dunlop, con maniobras difíciles y espectaculares, pero que transmitían la impresión de que la presión sobre Heikki era cada vez mayor y que un sólo despiste le costaría el segundo puesto. Kovalainen, sin embargo, ha aguantado de forma titánica, mereciendo en cada acción su gran resultado.

Dos carreras discretas terminaban con un gran resultado, el noveno puesto de Adrian Sutil, cada vez más serio y concentrado, y el quinto de Fisichella, al fin, aunque se ha visto totalmente eclipsado por el podio de su compañero.
Tras el Gran Premio se han impuesto dos importantes sanciones: el castigo a la inexperiencia o nervios de Sebastian Vettel con la pérdida de diez puestos en la próxima clasificación, que él achaca al inusual comportamiento de Hamilton con el Safety Car, y los 25 segundos sumados a Vitantonio Liuzzi (un drive through aproximadamente), octavo, que otorgan como consecuencia su primer punto a Spyker alzando a Sutil.
La principal conclusión tras la locura de Monte Fuji es que el Campeonato del Mundo está decidido y puede quedar sentenciado en el próximo Gran Premio.

A pesar de la incertidumbre tras el cambio de neumáticos los fiables motores Mercedes han dominado de principio a fin. Lewis Hamilton se ha confirmado como un piloto completo tras su exhibición con lluvia, dónde se ha mostrado intratable, a la altura de Alonso y Räikkönen, y se ha hecho un justo merecedor del Campeonato del Mundo que ha certificado de forma épica sobre mojado en una carrera desquiciada. El abandono de Fernando Alonso como consecuencia de un choque con el monoplaza tocado, el primero de la temporada, habla claro de la solidez de estos coches.
El dominio lo ha completado Bernd Mayländer que, gracias a la cuestionable decisión de Charlie Whiting de mantener 19 vueltas el Safety Car, ha conseguido que la mayor parte de la carrera el líder fuera el CLK.
A pesar de la sentencia de Hamilton el hombre más feliz sobre el asfalto de Monte Fuji ha sido Heikki Kovalainen, al que las circunstancias han llevado hasta el podio y sólo su talento le ha mantenido sobre él, aguantando a uno de los maestros del agua. Su defensa sobre un Räikkönen genial y atrevido, que hubiera acabado con cualquier otro, resta importancia al primer buen resultado de Fisichella.
El oportunista, con la temprana eliminación de Wurz, ha sido David Coulthard que sin brillar demasiado ha conseguido un quinto puesto muy importante para Red Bull, a pesar de que casi todo se lo debe a la suerte que tantas veces le ha traicionado.
El rendimiento de Ferrari, insuficiente, no puede ocultar la gran carrera de sus pilotos con una demostración, por fin, de Felipe Massa en mojado, salvando su imagen con una última vuelta memorable, dando junto a Robert Kubica un fenomenal espectáculo, emocionante hasta el último metro. La recuperación de ambos desde una elección equivocada de neumáticos da más valor a sus resultados, que mantienen a Räikkönen matemáticamente con posibilidades.
El gran perdedor, aún teniendo en cuenta el accidente de Fernando Alonso, ha sido Mark Webber.

Solvente y muy seguro a lo largo del fin de semana, el justo premio a su profesionalidad estaba al alcance de su mano a veinte vueltas del final, manteniendo el rendimiento máximo del Red Bull y separado de los coches más potentes por Sebastian Vettel, su verdugo.
Seguramente Vettel sea el que más se arrepienta de su fallo de concentración, que ha costado a ambos la carrera después de conseguir lo más difícil obteniendo el mejor ritmo que sus coches son capaces de entregar. De haber evitado el choque el desarrollo del Gran Premio hubiera sido completamente distinto y los Red Bull/Toro Rosso hubieran sido los héroes de la jornada, incluso llegando a decidir el Campeonato del Mundo.
La sanción a Vettel es justa, aunque en el pecado lleva la penitencia, y sólo Mark Webber puede sentir más el error que ha arrebatado a ambos una oportunidad irrepetible.
Merece una mención aparte el punto para Spyker de Adrian Sutil, resultado de una sanción pero forjado por una genial carrera de este piloto que comienza a alzarse a final de temporada reclamando un puesto entre las escuderías más fuertes.

Ánimo para Webber y Vettel, que ilusionaron con un alto rendimiento y tendrán más oportunidades de probar su valía.
Felicidades en especial para Adrian Sutil, el pequeño ganador, y por supuesto para Heikki Kovalainen y Renault, por su podio tan inesperado como merecido.
Feyd-Rautha ha encontrado el camino.
Proa hacia Shanghai.