16 marzo 2008

Análisis - Albert Park 2008

El Gran Premio de Australia acumulaba varios factores para el desastre: la suciedad vista en los entrenamientos iba a poner a prueba las nuevas exigencias de conducción, especialmente en el arranque, augurando una gran jornada para el cementerio de automóviles de Melbourne.
La presión de la parrilla era asfixiante para Ferrari, por la exigencia a Massa de no perder a Hamilton y a Räikkönen de recuperar el máximo número de posiciones en las dos primeras curvas. P
ara Kubica era sencillamente la gran oportunidad contra los relajados McLaren, con la mitad del trabajo hecho.

La salida ha sido muy limpia excepto en los últimos puestos, en los que un accidente múltiple en la chicane Jones ha sacado a Fisichella volando de la pista, y ha provocado la eliminación sucesiva de Vettel, Button, Webber y Davidson: una acumulación de incidentes que ha provocado la salida del Safety Car.

Los mejores resultados se los apuntaban Räikkönen, octavo, y Sato, undécimo, aunque los arranques más brillantes los protagonizaban Kubica, muy cerca de culminar su mejor opción sobre Hamilton, y Rosberg, que subía hasta el cuarto puesto tras una hábil maniobra en la que empujaba a Trulli hacia la peor trazada. El único gran fallo en cabeza lo aportaba Massa, que intentando pasar a Kovalainen rodando por la hierba de la curva 2 chocó contra el lateral del McLaren, lo que obligó al Ferrari a cambiar el alerón; el equipo aprovechó el momento para repostar y cambiar la estrategia a una parada.

En la reanudación Barrichello taponaba a Räikkönen y Coulthard a Alonso, mientras que Rosberg aguantaba los ataques de Heidfeld; por otra parte se establecía una lucha múltiple, más abierta, entre Glock, Sutil y Bourdais.
En cabeza el líder, Hamilton, abría espacio con rapidez, rodando medio segundo más rápido que todos los demás, batiendo sus propias vueltas rápidas.
Nelsinho Piquet seguía el camino de culminar un estreno nefasto: primero Nakajima en Jones y más tarde Massa en Waite pasaban al Renault con relativa facilidad, uniéndose al trenecito de Sato y Bourdais.

El primer pit stop regular lo realizaba Kubica, bloqueado en la reincorporación por Räikkönen, que iba a tardar varias vueltas e intentos, uno doble y especialmente bueno en Jones, en librarse de Barrichello. El otro Rayo Rojo pasaba a Nakajima por fin en Clark, aunque sólo para toparse con un sólido Sato.
Los repostajes de Rosberg y Heidfeld invirtieron el orden, permitiendo además a Alonso adelantar al pesado Williams en White Ford, aunque contravolanteando para mantenerse en pista, facilitando la huída de El Bueno.

La lista para el desgüace se ampliaba gracias a un adelantamiento temerario de Felipe
Massa, que se llevaba por delante en Stewart al despistadísmo Coulthard, forzando la salida del Safety Car.
Aunque Hamilton perdía su ventaja, los más perjudicados eran Kubica y Alonso, que conseguía llegar al límite a la apertura del pit lane. El regreso a pista los colocaba tras Bourdais, provocando una falta de espacio que sólo permitía a Robert defenderse de El Nano.

En la reanudación Räikkönen, aún sin parar, intentaba pasar a Kovalainen en la curva 1 y lo conseguía en la 3, pagando su frenada extrema con una salida de pista que le devolvía al último puesto y que, de no ser por los reflejos de Feyd-Rautha, casi acaba con la eliminación de ambos. La debacle de Ferrari era palpable debido a la inmediata retirada de Massa con problemas en el motor, precedida por las roturas de Sutil y Trulli, y casi simultánea a las de Piquet y Sato.
Tras su pit stop, Iceman reincidía en el desgraciado Gran Premio de los Rayos Rojos: su presión sobre Timo Glock concluía con una salida de pista sin consecuencias al pisar la hierba y perder el grip.

Lewis Hamilton aflojaba por fin en su paseo a la victoria, después de haber llegado a rodar dos segundos más rápido que el resto, para hacer su segundo repostaje. La fortuna se aliaba con el líder y con Heidfeld, puesto que tras su parada Glock perdía el control del Toyota, sufriendo un brutal accidente que causaba la tercera salida del Safety Car.
De nuevo Alonso se veía perjudicado, aunque menos que Kovalainen, víctima de su intento de pasar a Hamilton retrasando su entrada al pit lane, y mucho menos que Barrichello, que encadenó una serie de despropósitos: sancionado con un stop & go, al verse obligado a entrar a repostar sin el permiso de la dirección de carrera, era descalificado al abandonar el pit lane con el semáforo rojo.

En la reanudación terminaba la desafortunada carrera de Kubica, segundo piloto de la jornada alcanzado por detrás por Kazuki Nakajima, y empezaba una guerra de concentración en la que despuntaba Fernando Alonso.
La desmotivación de Kovalainen era evidente, con opciones a ganar y el segundo puesto en el bolsillo de
repente se veía en la parte trasera, y El Nano iba a sacar provecho: Fernando aprovechaba el interior de la curva 3 para superar a Räikkönen y encadenar la pasada con el dormido Heikki, situándose ambos detrás de Bourdais, en cuarta posición.

Hasta el final, exceptuando los abandonos de Iceman y Sébastien Bourdais, toda la atención estaba en la batalla psicológica de El Nano y Feyd-Rautha, ganada con contundencia por la fortaleza mental del piloto de Renault.
Kovalainen, mucho más rápido, sólo consiguió encontrar un hueco en todos sus intentos, iniciando la maniobra en Ascari y culminándola en Stewart con bastante riesgo.
Tras el complejo adelantamiento, Heikki se despistaba en la recta principal ofreciendo una oportunidad a Alonso para recuperar el cuarto puesto que éste aprovechó de forma implacable.

La bandera damero recibió el paso de Hamilton y los otros seis coches, uno descalificado, que quedaban sobre la pista: el eliminador Albert Park, y la suerte, han sido inmisericordes.

La paradójica conclusión es que el Gran Premio de Australia apenas ha despejado algunas de las dudas sobre el estado de los equipos, debido a los factores externos que han distorsionado el resultado.
No obstante se pueden extraer algunos datos, como el paso por delante que marcha McLaren, con coches potentes, fiables y muy conducibles, especialmente en el caso de Hamilton, tocado de nuevo por la suerte del campeón. La Flecha de Plata sólo ha abandonado la seguridad de la primera plaza para cedérsela temporalmente a los otros Mercedes: el de Kovalainen y el de Maylander.
Por parte de BMW aún falta un avance para competir por la victoria, puesto que mucho antes de la perjudicial salida del Safety Car Kubica se mostraba claramente incapaz de alcanzar a Lewis. En el caso de Ferrari se han revelado sus dos principales problemas, en espera de comprobar su rendimiento real: rendimiento y Felipe Massa.

Los héroes de la jornada, además del inalcanzable y sólido Lewis Hamilton han sido Fernando Alonso,
gracias tanto a la suerte como a su capacidad de superviviencia y fortaleza mental, y Rosberg.
Nico ha culminado un fin de semana fantástico, en perfecta conjunción con su equipo. Tras un resultado aceptable en la clasificación, una salida magistral le ha colocado en el grupo de cabeza, en el que se ha mantenido con una conducción seria y sólida: no ha necesitado maniobras arriesgadas, sólo mantener el ritmo y la estrategia con un monoplaza tan fiable como el McLaren, siendo los únicos que han llevado hasta la meta sus dos coches.

La parte negativa tiene a Toro Rosso como grandes perdedores: la fiabilidad ha terminado con una gran actuación de sus dos pilotos, uno en clasificación y otro, Sébastien Bourdais, en carrera. A pesar de su eliminación, cuando era cuarto a dos vueltas del final, el novato tiene dos puntos como consolación.
Los fallos de concentración de Kovalainen, que le ha costado un puesto, y de Barrichello, eliminado, han truncado buenos resultados por un aspecto fácilmente mejorable.

Nelsinho Piquet destaca entre los demás eliminados, por el rendimiento extrordinariamente bajo que ha mostrado, decepcionando a los que tenían grandes expectativas depositadas en su talento.
Tanto él como la mayoría de los equipos están obligados a trabajar en el enorme margen de mejora que ha llenado el desguace de Melbourne.

Felicidades a Lewis Hamilton y Nick Heidfeld, extensibles a sus equipos, McLaren y BMW, por el gran trabajo realizado.

Ánimo para Kubica, cada vez más cerca de su momento, y para Räikkönen, de nuevo lastrado por el azar.

Enhorabuena muy especial para Nico Rosberg por su primer podio, el despegue definitivo de su prometedora carrera.
Gracias a Frank Williams el talento ha demostrado ser hereditario
.

Partimos hacia Sepang.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Supongo que hoy te has dado el madrugón oportuno para poner tu crítica antes de que los de Tele5 repitieran la carrera para los menos madrugadores no?
Saludos.

Il Venturetto dijo...

A mí me ha parecido una cagada desde el primer momento que Massa entrara 2 veces seguidas a pit. El trompo que ha hecho sin tocarse con nadie (que manda narices) ha sido una cagada de las gordas.

Estoy contigo en que Rosberg se ha lucido. Aunque el talento desde luego no es hereditario en todos los casos, y no miro a nadie.

Y, no sé por qué, hoy he echado de menos a Liuzzi. Un tío correoso como pocos, que siempre era un desgraciado pero que parecía que le salía una flor en el c*** en este tipo de carreras.

David dijo...

Calla, calla, que si está mi amigo Alex Wurz queda segundo.

Il Venturetto dijo...

Segundo, y poniendo cuernos en el pódium

xDDDD