14 agosto 2006

Feria del Caballo de Piedrahíta 2006 (I)

Cada año, en la localidad de Piedrahíta, en Ávila, se celebra la Feria del Caballo, un evento muy importante para el pueblo, que llena sus calles de ganaderos y público.
Este acontencimiento, de relevancia nacional en el circuito de los caballos, nació como una feria de ganado tradicional, de las que se celebran en muchos puntos del medio rural; aunque se tomó la inciativa para hacer crecer la feria y convertirla en algo más que un
a compraventa, alcanzando la categoría que tiene hoy.
Lo que hace muchos años era u
na reunión de ganado de la comarca ha llegado a atraer a ganaderías europeas, alcanzando algunos años una dimensión, por el número de cabezas y su calidad, que puede hacer comparable esta Feria del Caballo con otras de centros más tradicionales de cultura equina.

¿Cómo es la Feria?
Se podría decir que se celebran dos: l
a de los ganaderos y la de los curiosos. Un simple vistazo permite distinguir entre el público a aquellos que distinguen los caballos por el color de los que están mirando los aires de sus movimientos.
En primer lugar la Feria es una exhibición de ganado, abierta al público; las reses permanecen en sus boxes la mayor parte del día, para disfrute de los paseantes; muchos de los cuales nunca han visto tan cerca un caballo.
Y junto a esos niños que acarician el cuello sedoso de los animales más mansos, se recue
rda, cada pocos metros, que esto también es un negocio. Pegados en el frente del box figuran las genealogías de los campeones, ofertándose como sementales, y de las cabezas en venta.
La genética es vital para estimar el precio de un caballo, casi tanto como su aspecto y capacidad.

Durante el tiempo que lleva en marcha, a la Feria del Caballo han acudido ejemplares
, de pura raza, ingleses, árabes y españoles, si bien se ha ido decantando durantes los últimos años por ofrecer P.R.E., Pura Raza Española. Aunque no todos los caballos, por supuesto, pertenecen a esa categoría; en los concursos participan cruzados, si bien sólo se juzga la morfología de los caballos de pura raza.

La pregunta que surge a todos los que por primera vez se acercan con un poco más de interés a conocer a estos bellos animales, buscando una cultura distinta, en este tipo de exposiciones es:
¿Cómo distingo un P.R.E., si me cuesta trabajo definir simplemente el color de un caballo?

Nadie nace enseñado, y por eso quiero agradecer a Francisco Martín Villaamor Paco, de Yeguada Los Sauces, las claves para reconocer a un caballo español de pura raza y, de entre esto
s, al mejor.
Podría resumirse con dos
conceptos, grande, porque no olvidemos que el P.R.E. nació como animal de trabajo, y bonito porque, al final, esto es un concurso de belleza.
Ilustrado con una fotografía de Gorriona XXIV, de la ganadería Nobleza del Guadiana, campeona del concurso de raza de este año.


Lo primero es la genética, por ahí viene todo, y después el suelo, el apoyo del caballo. Tiene que tener un casco ancho, que asiente bien.

Después vendrían los huesos, que tienen que ser cuanto más grandes mejor. Las patas es lo primero en lo que hay que fijarse.
Después vendría el perfil, de atrás hacia adelante. La grupa, el motor de las patas traseras, pronunciada, con una forma contundente y el dorso, dónde se asienta la silla, cuanto más recto mejor, de hecho es muy importante que un caballo español tenga el dorso recto, y será algo muy mirado. Sobre las manos, las patas delanteras, está la espalda, que debe ser inclinada, oblicua, huyendo de las formas rectas. El cuello tiene que ser ancho, grande, en consonancia con el resto del animal.
Un último detalle es el corvejón, la rodilla trasera, aparentemente invertida, sobre el que se juzga su tamaño, y que cuanto más pronunciado sea, mejor.

-¿Y la cara, Paco?


Hombre, pues de cara tiene que ser ... bonito.

Además de la muestra de ganado, la Feria del Caballo de Piedrahíta celebra diferentes competiciones puntuables en el circuito equino español. Cuando llega el momento de estas exhibiciones toda la atención se centra en la pista, en la que los caballos son los protagonistas absolutos.
Se entienda poco o mucho los concursos resultan muy atractivos, sobre todo los de doma, porque permiten ver a los animales en acción, después de haber admirado su belleza en la quietud de su box.



Básicamente las competiciones son de tres tipos: morfología, movimiento y doma.

La morfología juzga las características de la raza del caballo, anteriormente citadas para el caso del P.R.E..
En el centro de la pista permanecen los caballos junto a un responsable de la ganadería mientras los jueces los contemplan y toman una decisión. Si no se sabe mucho lo más que se puede hacer es esperar a que se proclame el ganador para admirarlo.

La doma es la única modalidad en la que se monta al caballo, puesto que son juzgados animal y jinete en conjunto, por su capacidad para realizar los ejercicios estipulados, dependiendo del tipo que se esté llevando a cabo: vaquera o clásica.
Para una y otra el estilo es completamente diferente. La clásica requiere de la fineza de los caballos ingleses, de monta, criados para correr y saltar, para
competir; mientras que la doma vaquera se basa en el trabajo tradicional del caballo con el ganado, cargado con una silla más pesada y valorado por su eficacia en labores de pastoreo y, en algunos casos, juzgando la observancia de algunas reglas específicas de movimiento, como la ejecución del paso español, en el que se tiende una mano lo más alta y alejada posible para, al asentarse, proceder con la otra.

El concurso de movimiento juzga los distintos andares del animal, acompañado por su cuidador.
Sobre la pista se hace caminar al caballo, trotar y galopar, examinando la limpieza de la ejecución, la obediencia y la elegancia.



La mayor parte del entrenamiento del caballo incide en los aspectos del movimiento; constantemente se los hace moverse alrededor de su responsable, como se hace en el concurso, atados de rabero y obedeciendo a la tralla, que casi nunca se usa para golpear al animal, sólo como señalización.



Tanto en el movimiento como en la doma la raza del caballo tiene su importancia, pero esta es muy relativa respecto a su ejecución. Participan todo tipo de caballos aunque, evidentemente, la belleza ayuda.

Tradicionalmente la Feria del Caballo de Piedrahíta viene acompañada por una romería y un espectáculo ecuestre, una corrida de rejoneo, toreo a caballo, o una exhibición de doma de alta escuela, que generalemnte es el acontecimiento más concurrido de la semana dedicada al caballo en este pueblo al pie de la sierra.

Se acaba, Piedrahíta la ha disfrutado, y espera el año próximo que siga entusiasmando al público, que crezca, que mantenga la tradición de feria de ganado, que los concursos sean brillantes y los animales mejores aument
an su prestigio por participar en esta gran fiesta de la localidad abulense.
Aunque lo que más agradece esta Feria del Caballo de Piedrahíta es que la sigan visitando ganaderías tan importantes en el circuito español como habituales por esta tierra; los caballos, yeguas y potros venidos desde Extremadura, Andalucía, Castilla, Galicia y Asturias, los cuales proclaman su devoción por Fernando Alonso allá donde van.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Después de leer un testamento sobre caballos, tenía q aparecer la Fórmula 1 eh?
Me ha gustado mucho el post, pues el caballo es uno de los animales q más me gusta.
Cierto es q tan cerca como tengo la Feria y nunca he ido, pero al menos he visto algunos caballos y he aprendido algo sobre como distinguir un P.R.E.
Gracias.
Saludos desde el Inframundo.

David dijo...

La Fórmula 1 tenía que salir porque era llamativo verlos entre los caballos con la camiseta azul, la gorra y la bandera ondeando al fondo.
Veo que ha gustado mucho la descripción de los pura raza española; me viene bien ese feedback para orientarme.

De hecho, como me ha dicho mi primo Rubén, he dado con alguien muy apropiado, porque Paco sabe mucho de caballos.
No había más que oírle hablar.