06 agosto 2006

Análisis - Hungaroring 2006




¡Amo este deporte!


¡Qué carrera!

El Magyar Nagydij de 2006 prometía un espectáculo mayor que el de otros años, en los que la caravana, en procesión, confía en la estrategia únicamente. Antes de la salida, la lluvia que se venía anunciando durante todo el fin de semana ha hecho algo más que mojar la pista: el viejo Hungaroring se ha visto lleno de charcos, con un asfalto bastante deslizante.
El agua ha sido la primera protagonista, la que ha provocado el fantástico espectáculo, junto a las posiciones retrasadas de los pilotos más fuertes, y nos ha regalado un Gran Premio de los que hacen afición.

La salida hacía mirar con atención a los líderes del Mundial, y aunque ha sido una muestra magnífica de este deporte, de nuevo la vuelta 1 ha sido la que ha concentrado todos los eventos, después de doblar la primera curva.
La pista mojada, y su potencial como pilotos ha lanzado a Zapatero y El Nano hacia la cabeza desde el semáforo verde, con una arrancada sobresaliente de Michael Schumacher, que por el exterior ha llegado a la zona de puntos antes de la frenada. Por delante Iceman, sin problemas, ha liderado la carrera y su compañero, Nippon Ichi, ha adelantado de forma brillante a Felipe Massa, bastante poco inspirado, aunque El Almirante ha sido el que ha tomado la segunda posición.
Durante la emocionante primera vuelta Schumacher y Alonso han asumido todos los riesgos posibles, al igual que Button. Los dos conductores han demostrado su capacidad y han ido cazando pilotos con ferocidad, de forma agresiva, remontando posiciones a toda velocidad y sin apenas encontrar resistencia; de forma que la clasificación se ha ido decantando y, para la llegada a la vuelta 2, las escuderías más débiles caían hacia las últimas posiciones víctimas del infernal ritmo de los dos Campeones del Mundo. Parecían correr sobre una pista seca mientras los demás padecían las condiciones reales del asfalto.
Imposible describir todas la
s maniobras, adelantamientos; como imposible es transmitir la emoción de no saber a dónde mirar, dónde encontrar el mejor detalle de automovilismo.

A partir de la vuelta 2 se relajado un poco el inicio frenético, aunque aún era pronto para un respiro.
Mientras el novato Robert Kub
ica hacía un trompo, que muchos achacarían a su inexperiencia, Mark Webber sufría un accidente marchando segundo, por la pista deslizante y se veía obligado a abandonar. Aunque la atención sobre estos incidentes se ha disipado rápidamente, trasladándose a la marcha de Zapatero y El Nano, por fin pegados, augurando emoción.
Michael Schumacher ha empezado a defenderse demostrando su pericia y los años de pilotaje, aunque el rendimiento del Renault hoy lo convertía en imparable: parece que un asfalto frío ha hecho resucitar a Michelín.
Tras varias vueltas por fin, en la curva 3, El Nano ha lanzado su monoplaza por fuera, consiguiendo una pasada portentosa ante la que Zapatero, hasta entonces un auténtico Rayo Rojo, no ha tenido posibilidad alguna.
Por delante la historia era parecida, cuando Pedro Martínez de la Rosa ha cazado a Jenson Button y ha comenzado a acosarle. En este caso Botón ha resistido mucho menos y Nippon Ichi no ha dudado en meterle el coche por dentro, ganando la posición de manera impecable.

El primer repostaje ha llegado nada menos que en la vuelta 5: parecía que todo lo que puede pasar en un Gran Premio se estaba comprimiendo en las primeras vueltas.
De cualquier manera Rubinho ha dejado claro que para conseguir su excelente resultado de la clasificación su monoplaza llevaba menos gasolina que un mechero; y esto ha hecho temer por la estrategia de Honda, recuperados aparentemente, por fin, de la gira americana.
Las dudas las ha despejado hoy Botón, que tras el repostaje de su compañero se
ha puesto a la estela de Zapatero en la recta de meta y lo ha adelantado en la curva número uno, de nuevo sin que pudiera hacer mucho por evitarlo: resultaba evidente que tanto él como Alonso llevaban mucho peso de carburante, aunque El Nano ha comenzado a volar.
Los incidentes se sucedían por atrás, y antes de la vuelta 10, tras un trompo de Massa, absolutamente perdido y desdibujado con la lluvia, Christian Klien ha sufrido los efectos de la pista deslizante y se ha retirado después de patinar y estrellarse. La actuación de Felipe Massa, tras su error, ha demostrado que la pérdida de posiciones de la salida no ha sido casual, y el conductor del Ferrari número 6 no se ha sentido cómodo durante la carrera, aportando muy poco a su escudería y dando lugar a muchas críticas como segundo pìloto de los Rayos Rojos.
En un caso parecido se encontraba Fisichella, después de haber desaparecido durante t
oda la temporada. El irregular Físico ha cazado a Michael Schumacher aunque ha sido incapaz de superarlo, como hicieran Botón y El Nano, confirmando su rol de segundo piloto.
Zapatero daba muestras de haber perdido el ritmo de carrera tras los adelantamientos, rodando a un marcha muy baja después de su arranque arrollador. Una caída muy grande de rendimiento en la que, posiblemente, Bridgestone tenga mucho que ver. Muy al contrario El Nano apretaba a la cabeza de carrera, pegado a Nippon Ichi, que tuvo que aplicarse a conciencia en la defensa de su posición, a pesar del enorme peso del Renault, cargadísimo, que por otro lado quizá fuera lo que ayudaba a compensar la falta de grip.

La otra carrera, en los puestos intermedios tenía un tapón llamado Jarno Trulli. Detrás de Verdaderamente estaban Klien, Kubica y Barrichello que sucesivamente fueron pasando al lentísimo Toyota, que al final se vió enfrentado al Toro Rosso de Vitantonio Liuzzi, teóricamente muy por debajo de un monoplaza que ha puntuado en las últimas carreras. El duelo de Verdaderamente con Liuzzi se saldó finalmente con un adelantamiento sorprendente del Toro Rosso: algo parecía no ir bien en el Toyota número 8, que seguía una linea ascendente desde hace unas semanas.
Por su parte la batalla de un Físico desconocido con Zapatero continuaba, y aunque la falta de agresividad de Giancarlo se hacía patente, comenzó a juntar ganas y a meter el coche, a lo que Michael respondía como podía, a veces, incluso, echando mano de sus artes oscuras, las habituales marrullerías de Schumacher. En un intento por el exterior de la curva número 1, el Rayo Rojo cambió la trayectoria y acabó contactando con el Renault, que tuvo que desistir, evidentemente. Al paso de la pareja por la salida del pit lane, Pedro Martínez de la Rosa se los puso en paralelo, después de su primera parada, demasiado pronto, que propició la pérdida de posición frente a El Nano.
Nippon Ichi, consciente del peligro de un duelo que se encontraba virtualmente por detrás de él, con Renault y Ferrari pendientes de parar, renunció a entrar en la pelea. ¿Premonición?. Fisichella adelantaba por fin a Schumacher que, de nuevo, en un cambio de trazada en una curva impactaba contra el Renault, perdiendo el alerón delantero, momento aprovechado para hacer el pit stop; solo una vuelta más tarde Físico, solo, hacía un trompo, salía de pista y quedaba encallado en la puzzolana.
Uno tocado, el otro hundido.

El pit stop de Räikkönen situaba en cabeza a Fernando Alonso, que con un ritmo demencial ampliaba su distancia cada vez más en una actuación increíble que lo hacía serio candidato a la victoria. Cuando El Nano llegó a los doblados comenzó la labor de equipo del Felipe Massa más oscuro de los últimos Grandes Premios. Buscando justificar su sueldo en una carrera nefasta, el segundo Ferrari taponó a El Nano, ignorando las banderas azules. Mientras el coche de Nico Rosberg sufría un fallo eléctrico, adelantando las vacaciones de Frank Williams.
El pit stop de El Hermanísimo llegaba tarde, como acostumbra el equipo Toyota, que haría entrar aún más tarde a un Verdaderamente perdido, usando una estrategia que tan buenos resultados les ha dado y que obligaba a no perder de vista a Ralf Schumacher.
La cabeza de carrera rodaba con normalidad en u
na carrera que parecía por fin haberse sosegado. El Nano se topaba ahora con la resistencia de Zapatero a ser doblado, algo más tímida que la de Massa, y Nippon Ichi, tercero, apretaba a Iceman, en una situación algo más reñida que una simple imagen de marca de McLaren.

Entonces llegó la revolución.
Iceman, pendiente de su compañero Nippon Ichi, malentendió la maniobra de Vitantonio Liuzzi para facilitar ser doblado; Kimi se encontró fuera de la trazada al Toro Rosso, por dónde iba a pasarlo, muy lento. La Flecha de Plata de Räikkönen quedó destrozada por el impacto directo, y Pedro Martínez de la Rosa esquivó a los dos coches con mucha sangre fría.
El Safety Car salió a pista, terminando de golpe c
on la ventaja de Fernando Alonso sobre sus perseguidores: Nippon Ichi, Rubinho y Botón, que sin maniobras llamativas estaba haciendo una carrera perfecta, sin atraer la atención.
Durante las vueltas lentas llegó la primera parada de El Nano, la segunda para el resto, que aprovecharon la circunstancia.

Una vez que el Safety
Car salió de la pista hubo dos trompos: uno provocado por Felipe Massa y otro protagonizado por Zapatero. Los nervios y la emoción volvían a Hungaroring; una pista cada vez más seca, hecho que hacía buscar a los pilotos las zonas más húmedas, fuera de las trayectorias habituales, intentando maltratar lo menos posible sus neumáticos mixtos.
Robert Kubica, cada vez m
ás asentado, empezaba a exprimir su BMW al máximo, como su compañero El Bueno hacía en cabeza e inició una serie de maniobras muy destacables en un debutante. Primero se lanzó a por El Hermanísimo, superado con rapidez y limpieza, la misma con la que momentos después se deshacía del Ferrari de Massa. Cuando Felipe y Ralf quedaron mano a mano, merced a la extraordinaria acción de Kubica, establecieron una lucha, rota cuando Michael Schumacher los superó a ambos.
Mientras, delante, Rubinho marcaba un rit
mo muy bueno, demostrando el poderío de Honda en una carrera excelente llevada con discreción.

Llegó la hora de los valientes: Scott Speed fue el primero en probar los neumáticos de
seco en una pista que aconsejaba esperar un poco más, no sólo por los charcos, sino porque los adelantamientos que propiciaría un ritmo más alto obligaban a pasar por trazadas bastante húmedas aún. Premio para el Toro Rosso: justo a la salida del pit lane un patinazo hacía presagiar lo peor; bastaron pocas curvas para ver a Speed por la hierba, haciendo descartar a muchas escuderías el riesgo que suponían los neúmaticos de seco.
Zapatero se pegaba a Heidfeld, buscando la pasada, y demostraba que no se necesitan neúmaticos lisos para
patinar; aunque El Bueno realizaba trazadas algo peores que hacían peligrar su posición.

Llegaron los pit stops de Botón, Zapatero y El Hermanísimo (más tarde aún el de Verdaderamente), quedando en las cuatro primeras posicione
s Alonso, Button, De la Rosa y Barrichello, para enorme alegría de Honda, que además veía como Rubinho empezaba a apretar a Nippon Ichi, que únicamente podía limitarse a defender su puesto ante un piloto muy experimentado y un monoplaza vacío, pero si algo le ha definido en este fantástico Gran Premio de Hungría ha sido su inteligencia y su paciencia.
Efectivamente tanto Rubinho como El Nano entraron inmediatamente, equi
paron neumáticos lisos y obtuvieron resultados muy distintos. La salida de Alonso fue similar a la de Speed y unos metros más adelante la rotura de un palier dejaba fuera al líder de la carrera en lo que parecía haber sido fruto de una decisión demasiado arriesgada. Renault podría haber sacrificado el primer puesto para asegurar una distancia más amplia con Zapatero, sin embargo buscaron una victoria más, que seguramente se hubiera producido sin ese accidente fortuito. La jornada se ponía de cara para Michael Schumacher, segundo tras la parada de Botón, líder de la carrera y delante de Nippon Ichi que, más inspirado que nunca adelantó a El Bueno y comenzó a seguir el rastro de Zapatero. Más atrás El Hermanísimo cazaba a Rubinho iniciando la lucha por la quinta posición.

De ahí al final dos nombres: Pedro Martínez de la Rosa y Michael Schumacher.
La estrategia conservadora de Ferrari, o el rendimiento pobre de los Bridgestone en lluvia, hacían que Nippon Ichi comenzara a recortar, a diez vueltas del final, un segundo y medio a Zapatero en cada giro; enseguida lo tuvo encima y el Campeón del Mundo tuvo que aplicarse a fondo. Pedro intentó meter el coche un par de veces y, una vez que fue consciente del desgaste enorme de las ruedas mixtas del Ferrari número 5, actuó con inteligencia y se contuvo para evitar un riesgo que lo podía sacar de un podio seguro. Seis vueltas rodó Nippon Ichi a la estela del Rayo Rojo, con paciencia, de forma profesional, haciendo su trabajo: meter presión a Schumacher y buscar el fallo o el reventón definitivo.
Una vez que Zapatero perdió la trazada de la última chicane Pedro supo que era el momento; la brava defensa de Michael, una exhib
ición de pilotaje increíble absoluta, en un monoplaza rodando casi sobre las carcasas, había llegado a su fin. En la siguiente vuelta el trabajo de Nippon Ichi dió su fruto, Pedro Martínez de la Rosa alcanzaba el segundo puesto, arrebatándoselo a Michael Schumacher con un adelantamiento histórico en la chicane, a cuatro vueltas de la bandera damero.
Con el mismo empuje no le cost
ó a El Bueno dar cuenta de un Zapatero tan agotado de su defensa magistral como lo estaban sus deslucidos Bridgestone; Nick Heidfeld entraba en un podio inédito después de apretar al primer Ferrari.
Más atrás Jarno Trulli decía adiós a un Gran Premio que no era el suyo
, como le tocaría a tres vueltas del final a Michael Schumacher, que tomó el camino de su box con unas ruedas mixtas convertidas en slicks: si hubiera cedido ante De la Rosa y Heidfeld seguramente hubiera podido acabar la carrera y recortar más puntos a Fernando Alonso; cómo a él la ambición lo perdió.
La bandera damero saludó a los dos hombres más felices del mundo, Jenson Bu
tton y Pedro Martínez de la Rosa, y vió pasar a un novato, Robert Kubica en séptima posición.
Más tarde Kubica sería descalificado por no alcanzar el peso mínimo por dos kilos y Zapatero se veía aupado al octavo puesto, dejando la distancia definitiva entre los líderes del Campeonato del Mundo en 10 puntos a falta de cinco carreras.


Este Gran Premio de Hungría ha sido fantástico y, como resumen, basta con ver el podio y la interminable lista de abandonos par
a darse cuenta de la cantidad de momentos interesantes que se han sucedido.
En la parte negativa están Fernando Alonso, Michael Schumacher y Bridgestone. En primer lugar los
neumáticos de Ferrari y Toyota han tenido un comportamiento bastante pobre con la pista fría, y a ellos se puede achacar gran parte de la mala actuación de los Ferrari, destacando especialmente a Felipe Massa.
En lo que respecta a Zapatero y El Nano han completado un fin de semana nefasto, no han estado a la altura que se les exige y han arruinado la labor de sus equipos con sus bravuc
onadas. Una cosa es correr con la calculadora en la mano, como hiciera Alonso la pasada temporada, algo que el público odia y no es digno de un campeón, de una personalidad ganadora; otra cosa es correr riesgos estúpidos, no saber aprovechar la ventaja y guardar las ganancias: retirarse a tiempo a veces es una victoria. El caso de Schumacher es paradigmático: con Alonso fuera podría haber rechazado luchar con De la Rosa y Heidfeld, alcanzar la meta y acortar la ventaja de Renault en cinco puntos. Parecía lógico, acorde con la decisión de su equipo de poner mixtos y asegurar la llegada a meta, antes que buscar adelantamientos.
El resultado en ambos casos ha sido el mismo: abandono.
La inexplicable maniobra de Iceman, debida a un despiste, no justifica su error marchándo en una posición dónde la concentración debe s
er máxima.

La parte más positiva la ha llenado Michelín, que ha ocupado las cinco primeras posiciones. El protagonista indiscutible ha sido el equipo Honda, que ha aprovechado las circunstancias, ha vivido un Gran Premio ideal de principio a fin y ha vuelto, con mucha fuerza, al mejor camino. Honda ha recuperado la fiabilidad, ha batido a Toyota, su rival más directo y ha colocado a Jenson Button, la eterna promesa, en el primer puesto.
Botón se ha alejado por fin de su habitual inestabilidad y ha realizado una carrera perfecta, con un ritmo muy regular, apartándose de la épica que han vivido otros conductores. Su camino, gr
is por su prosaica efectividad lo ha llevado a conseguir su primera victoria tras haber disputado 113 Grandes Premios, seguido en la cuarta posición por su compañero Rubinho.
La misma regularidad y profesionalidad que hoy ha mostrado Button, pero salpicada de momentos emocionantes, le ha valido a Pedro Martínez de la Rosa para alcanzar su primer podio un segundo puesto que nunca antes había sabido tanto a victoria. Los años en la sombra en McLaren le han dado un arma poderosa, la humildad, que le ha hecho medir bien sus posibilidades y obtener el resultado óptimo. Un espejo en el que puede mirarse Robert Kubica, que pese a su descalificación puede considerarse uno de los héroes de la carrera con el séptimo puesto en su estreno, también con mucho oficio como probador, que augura un gran futuro. De cualquier forma puede sentirse ganador una vez conocida la ruptura del contrato de Jacques Villeneuve con BMW, que le asegura una plaza compitiendo hasta final de temporada.

Las claves que han dado lugar a este podio insólito han estado en los pilotos: inteligencia y paciencia.
Tanto Botón como Nippon Ichi han realizado una carrera sin fallos, descontando el trompo de Pedro en el warm up, impecable; la diferencia con Zapatero y El Nano ha estado en su capacidad de entender la situación, saber esperar y aprovechar las oportunidades.

Por supuesto que las condiciones de la pista y las demás circunstancias de esta carrera loca y espectacular han ayudado a que se produjera este resultado inesperado, pero no hay que olvidar que han sido las mismas para todos.
Jenson Button ha demostrado sangre fría y Pedro Martínez de la Rosa ha probado su capacidad para medir riesgos.

Queda por tanto felicitar efusivamente, por fin, a Jenson Button y al equipo Honda, en su primera
victoria, a Pedro Martínez de la Rosa, Nippon Ichi, por el segundo puesto más dulce de las últimas temporadas.
Es la recompensa, enhorabuena por el trabajo bien hecho.

Y sobre todo gracias a todos por una tarde magnífica, el Magyar Nagydij, dos horas trepidantes, de las que hacen afición.

Mil gracias por hacer más grande este deporte que amo, la Fórmula Uno, por hacerme gritar, por ponerme de pie, por demostrar que este es otro mundo: el Gran Circo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Virgen santa, esto es un post o El Quijote? bueno, por mi propia salud, no lo he leído entero (es más,como te dije, he visto las fotos) pero aquí te dejo un Hola y también decirte q ya te puse enlace en mi blog, para hacerte publicidad y esas cosas.
Saludos desde el Inframundo.

David dijo...

Vale, lo reconozco: publico unos artículos enormes, que cada vez van siendo más grandes. ¡A mí mismo me gustaría hacerlos más cortos, pero así me salen!.
Ya se sabe que las anacondas tienden a crecer. Y en este caso quiero justificarme un poco: la ocasión lo merecía.

Muchas gracias por el enlace y por el comentario; anima mucho saber que alguien pasea por este yate de vez en cuando.