Los Brawn preparaban su cuenta atrás hacia la victoria en la conflictiva pista de Albert Park, en una carrera en la que su principal misión era evidente: resistir.
Las sanciones de última hora colocaban a Hamilton al fondo de la parrilla y a los Toyota calentando motores en el pit lane, penalizaciones que por otra parte alejaban al trío del peligroso arranque.
La salida ha permitido encontrar un punto débil a los líderes: Barrichello se ha quedado clavado en la zona sucia y Kubica ha conseguido pasarle ganando gran ventaja, aunque Vettel ha sido capaz de retener la segunda posición. Los Ferrari también intentaron aprovechar el error de Rubinho con distinta suerte: Kimi quedó bloqueado por Rosberg al intentar adelantarle por el exterior mientras que Felipe superó a Robert en White Ford, una maniobra por la que casi se los come Nico.
Antes de terminar la primera vuelta el Gran Premio de Australia justificaba su fama con el choque de Webber y Barrichello en la primera curva que dejó tocado al Brawn, envió al Red Bull al pit lane, al BMW de Heidfeld a cambiar un neumático y al McLaren de Kovalainen al box; todos estos sucesos permitían a Hamilton remontar a gran velocidad hasta el puesto décimo, que alcanzó tras pasar a Piquet, con el que estuvo a punto de impactar.
En cabeza, aunque Botón contaba con una ventaja suficiente, Vettel inició con él un duelo de vueltas rápidas que no le permitió escaparse en exceso pero que colocó a ambos a gran distancia - casi treinta segundos - de los perseguidores, entre los que destacaba negativamente Räikkönen. Antes de realizar la primera parada Rosberg, aprovechando el bajón de los neumáticos, y Barrichello, con toque incluído que le costó un trozo de alerón, consiguieron adelantar a Kimi con cierta facilidad - una situación parecida vivía Massa con Kubica, aparentemente por el mismo motivo, permitiendo a Nico acercarse a ambos.
Precisamente los Ferrari fueron los primeros en repostar junto a Hamilton, librándose en diez vueltas de las penalidades de los compuestos extrablandos.
La competición pasó a la zona media, a partir del sexto puesto, con Renault como protagonista: Piquet intentando defenderse del excepcional novato Buemi, y Alonso buscando el hueco a Fisichella manteniendo a raya a Glock; estabilizada la situación, el protagonismo absoluto pasó a los Williams. Rosberg hizo un repostaje tan largo que de marchar con un ritmo superior al de Rubens en tercera posición, pasó a estar detrás de Räikkönen, que le adelantó con facilidad, mientras que Nakajima compensó de golpe la profesionalidad demostrada hasta el momento, pisando la escapatoria de cemento de la Curva 4 y lanzando su monoplaza contra el muro.
Durante la primera intervención del Safety Car marcharon en orden Button, Vettel, Massa, Kubica, Räikkönen, Rosberg Piquet y Trulli; y lo único destacable fue la cómica parada de Fisichella, que se saltó el box de Force India.
En la reanudación, cuando todos esperaban que el KERS del Ferrari diera buena cuenta de Vettel, Massa se quedó dormido y de nuevo Jenson y Sebastian volvieron a escapar a un ritmo inalcanzable.
Para no ser menos llegó el turno del heredero de Sato: Nelsinho Piquet, intentando adelantar a Rosberg por el centro de la recta principal, frenó en la peor de las situaciones, con el coche descuadrado en un punto de máxima velocidad; como resultado esperado el Renault acabó saltando por la puzzolana hasta quedarse clavado.
Al final del segundo stint el duelo de Buemi y Rosberg por el octavo puesto formaba un trenecito con Hamilton y Alonso, después de que ambos hicieran un adelantamiento sobre Glock que pudo costar caro a Lewis al pisar el exterior de Stewart.
El segundo repostaje suponía la gran oportunidad de Kubica, que había conseguido acercarse a Vettel antes de tener que parar; en su vuelta a pista quedó atrapado detrás de Hamilton, aunque al Toro Rosso le esperaba el calvario de los neumáticos blandos. El pit stop de Sebastian le dejó en su posición original aguantando a Barrichello, como Hamilton se defendía de Massa y Buemi tras reincorporarse en décima posición desde la quinta; precisamente Felipe fue el que se vió en mayor peligro, puesto que el Toro Rosso llegó a ponerse en paralelo con el Rayo Rojo en White Ford.
Llegó el momento de una nueva catástrofe de la Scudería, que como en la temporada pasada se desató de forma simultánea cuando el buen resultado parecía definitivo: un trompo precipitaba a Räikkönen a marcar el muro, y de ahí al fondo del grupo - desde dónde se arrastraría hasta el final de carrera - y una avería mandaba a Massa al box (su encuentro con Button a la entrada del pit lane casi termina con lo que era el Gran Premio hasta el momento).
El final iba a ser trágico para los héroes que plantaron cara a Brawn.
Rosberg asombraba marcando vueltas rápidas para conseguir el cuarto puesto, hasta que después de su parada fue arrasado por Barrichello en la rapidísima Lauda en un alarde de velocidad por el exterior; con los neumáticos más desgastados Trulli, Hamilton y Alonso también le superaron.
A sólo cuatro vueltas Kubica cogió a Vettel con un ritmo muy superior; con medio BMW superándole a la entrada de White Ford Sebastian no aflojó, y dejó fuera de control el coche de Robert, al que acabó embistiendo dejando a ambos fuera de carrera.
La bandera damero a punto estuvo de recibir al Safety Car, que entró en la última curva; finalmente fue vista por los Brawn, seguidos de Trulli y de Hamilton, que como Alonso dió completamente la vuelta a una situación pésima gracias a la regularidad. Buemi, el brillante novato, llegó al borde de los puntos, noveno.
La conclusión fundamental es el nivel inalcanzable en el que se encuentran los Brawn. Button ha conseguido una victoria muy sencilla, casi sin esfuerzo, y Barrichello, con todos los problemas sufridos, ha sido capaz de recuperar la segunda posición.
En lo que se implanta o se prohíbe el difusor la ventaja es decisiva y salvo catástrofe los monoplazas tienen asegurada la victoria; no se puede decir nada en cuanto a su fiabilidad, de momento, pero el trabajo en el chasis es tan impresionante que el alerón delantero de Rubens ha aguantado varias embestidas.
Se podría pensar que algún responsable del sector deportivo de Honda debe estar solicitando asilo en algún lugar remoto, pero resulta evidente que este gran resultado se apoya en el poderoso motor Mercedes, una importante mejora respecto al corazón de las Tortugas Ninja de la temporada pasada.
A pesar de un rendimiento que no ha dejado una oportunidad a sus rivales, ha habido dos equipos que les han plantado cara, con una capacidad un peldaño por encima de los demás. BMW ha mantenido a Kubica en tiempo durante toda la carrera, en equilibrio hacia la última vuelta, mientras que Vettel ha sido el único capaz de acercarse realmente al líder a un ritmo similar; el trabajo de Toro Rosso es tan bueno que el novato Buemi fue capaz de lucirse y, gracias a la sanción a Trulli por adelantar con el segundo Safety Car, ha conseguido puntuar sin descontar su propio mérito y profesionalidad, cometiendo un solo error.
Los que han destacado por suplir las carencias de sus coches han sido Hamilton y Alonso, exhibiendo una conducción impecable en contraste con los pilotos que les precedían; se han librado del festival de fallos y de las consecuencias que han ido eliminando a otros competidores. El McLaren y el Renault han soportado ir visiblemente al límite con regularidad.
En la situación opuesta los dos hombres que pelean por ocupar el puesto de El Huracán: Nakajima ha arruinado una oportunidad única con uno de los mejores coches por culpa de un error en el que ha intervenido bastante la mala suerte; en el caso de Piquet ha sido un nuevo capítulo en su ignominioso historial, escrito gracias a su capacidad para accidentes incomprensibles en circunstancias óptimas.
Dos hechos destacan entre los sucesos del Gran Premio de Australia.
En primer lugar ha sido el primer cortocircuito de Vettel; el joven genio carga con toda la culpa de sacar a Kubica y a sí mismo del podio. Puede que Robert, como pequeña descarga, haya cerrado demasiado la trazada de la curva, pero la maniobra de Sebastian es absolutamente injustificable, sobre todo porque no se sabe muy bien qué pretendía al encontrarse totalmente fuera de combate; no sólo ha perjudicado a BMW con su tozuda e inútil defensa: ha tirado por la borda un excelente resultado para su equipo, que hubiera celebrado el tercer puesto.
Vettel carga con una justa sanción de diez posiciones para el próximo Gran Premio.
En segundo lugar los Ferrari, aún encontrándose en promedio por vuelta por delante de las Flechas de Plata, han vuelto a las andadas para asombro del Gran Circo; el conjunto coche-piloto-equipo ha vuelto a fallar puntualmente de una forma tremenda durante una actuación decente.
No se sabe muy bien con qué parte de culpa para cada uno, Räikkönen y su coche han quedado fuera después de un trompo cerca del muro - el Brawn de Barrichello ha soportado dos choques -; Massa simplemente se ha quedado tirado sin explicación, algo que no ha sucedido con ningún otro monoplaza.
La Scudería tiene una preocupación más grande que el diseño de un difusor.
Enhorabuena a Ross Brawn y a todo su equipo, que hace sólo un mes estaba en el paro y completamente desahuciados. Victoria, patrocinador y un coche ganador; lo merecen.
Primer toque de atención para Ferrari, a tiempo de escapar de la debacle de la temporada pasada. Más fácil tiene Briatore solucionar el principal problema de Renault, con nombre y apellido ilustre.
Felicidades para Sébastien Buemi un novato que ha conseguido un punto, más que por el registro por la imagen ofrecida para lograrlo.
Rumbo a Sepang.
De un par de ideas para ganar en los Goya del 2018
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Mi querido amigo Luis Ramón sugiere, *for free*, unas cuantas ideas de
tramas para obras cinematográficas que, a buen seguro, coparán los primeros
puesto...
8 comentarios:
Genial crónica como siempre.
¿Seguro que Hamilton se ha puesto 10º en la primera curva? Me ha parecido verle en alguna repetición pasando junto a los que habían chocado por delante de los Toyota. (No creo que fuera Kovalainen...)
Por cierto, la cara del ingeniero de Piquet mientras le explicaba que el coche hay que frenarlo recto era todo un poema.
Como decías no deberíamos estar de acuedo en lo de Vettel, pero él mismo ha asumido toda la culpa, o sea que mejor me callo. Lo de Ferrari es lo mismo de los últimos años y parecen empeñados en regalar campeonatos o conseguirlos de forma agónica. Alonso y Hamilton han demostrado estar en otro nivel respecto a los pilootos de la escudería.
Un poco off-topic: ¿no os recuerda Branson, salvando las distancias y la tacañería, al gran Eddie Jordan (que en gloria esté)?.
Se le ha visto disfrutando como un cochino, rodeado de pit babes, coches y, sobre todo, cámaras.
El Branson tiene futuro en esto, eso está claro.
Como me dijo un colega ayer (y seguro que J.Arce lo confirma): "A este tío le hizo millonario Mike Oldfield y ahora es un chuloputas"
Tiene gracia que la compañía del chuloputas se llame "Virgin", de lo que no cabe duda es que tiene futuro, y también (salvando las distancias, por supuesto) que como dice David se da un aire al gran Eddie, por el golferío of course...que fiestones van a montar esta gente en el paddock, cuanto mal para Kimi...
Me ha gustado mucho tu resumen, y con los comentarios me parto jejeje
Saludos!!!
Bienvenida a bordo; la crónica exhaustiva es mía, los comentarios graciosos desgraciadamente no (normalmente se los queda el Misátropo).
Después de algo de reflexión, puedo afirmar que esta temporada ha llegado algo que necesitaba la Fórmula 1: Richard Branson.
Irvine y Jordan, preparaos para pasar formar parte de la historia.
lo de Barrichello es un disparate. Echó por la borda las posibilidades de tres pilotos en la primera curva y despúés descolocó a Kimi para poder pasarlo. Sanción? Ninguna. A que estamos jugando?
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