22 junio 2008

Análisis - Magny-Cours 2008

El día amanecía nublado y con una fina lluvia, intentando animar uno de los Grandes Premios más previsibles de la temporada. Pero ni la amenaza de carrera en mojado ni el aporte de la FIA, una creativa sanción de cinco posiciones al McLaren de Kovalainen, han sido capaces de alterar la rutinaria lectura de guión.
La única inquietud de los Ferrari, aparte de un fallo mecánico, era evitar cualquier contacto con sus mansos perseguidores, más preocupados de sus duelos personales.

La salida ha sido la primera demostración de la fantástica carrera de Trulli, el héroe de Magny-Cours. Un error de Alonso le ha permitido pasar con facilidad, dejando bloqueado al Renault; Kubica ha aprovechado para seguirle, aunque la defensa de Verdaderamente, choque de neumáticos incluído, ha devuelto a El Nano como escudero del Toyota, al que ha intentado adelantar en una ocasión.
Una de las sorpresas ha sido Glock adelantando a Webber, aunque lo más llamativo ha sido la agresividad extrema de Hamilton: iniciando su remontada ha llegado a chocar con Kovalainen y se ha saltado una chicane, que como única repercusión ha tenido un imaginativo drive-trough de penalización destinado a aumentar la emoción.

Detrás de Piquet se ha formado un trenecito con muchos caballos: los McLaren y Coulthard.
Hamilton ha aprovechado qu
e Kovalainen se ha quedado dormido en la llegada a Adelaida para pasarle y lanzarse a por Nelsinho, que a pesar de cometer algunos errores forzados se ha defendido bien, centrando todo el interés de la carrera y permitiendo a Heikki acercarse al dúo.
Mientras tanto Button ha diseñado una nueva trazada de la recta principal, tan cerca del muro que ha perdido el alerón delantero aunque no ha abandonado inmediatamente.
Los Ferrari volaban en su propia carrera, un segundo más rápidos que los demás, con Räikkönen quitándose a sí mismo la vuelta rápida.

Después de ejecutarse la penalización de Lewis el espectáculo ha caído al mínimo, con los tímidos duelos entre Piquet y Kovalainen y entre Nakajima y Bourdais. El primer pit stop, de Alonso, ha devuelto un poco la emoción al trasladarle del cuarto puesto al decimotercero, entre Heidfeld y Kovalainen; la única batalla interesante ha culminado con otro despiste de El Nano en Estoril, que ha dejado vía libre al McLaren: un adelantamiento inútil porque ha entrado a repostar en la misma vuelta.

Los repostajes han aportado interés, quizá más por parte de los que se han quedado en pista: Trulli ha colocado entre él y Kubica a Vettel, y Räikkönen ha tenido la suerte de que en las vueltas extra Massa se ha encontrado con tráfico - Rosberg y el omnipresente Hamilton - que se ha sumado a sus cuatro segundos de ventaja.
Piquet ha reclamado su momento de protagonismo
cuando la única noticia era que rodaba tercero realizando una magnífica carrera: a la salida del pit lane, dónde había mantenido la posición frente a Kovalainen, ha sufrido uno de sus habituales apagones, dejando el Renault clavado para provecho de Feyd-Rautha. El error de Nelsinho ha permitido incluso a Glock emparejarse con él, rodando en paralelo hasta 180º, dónde el Renault ha recuperado la iniciativa.
Mark Webber, especialmente apagado, no iba a dejarle sólo: con un inexplicable trompo en la recta principal cedía la plaza a Alonso, marcando un hito en una jornada para olvidar. De nuevo Lewis, el hombre de la remontada, aportaba un poco de vida a la carrera adelantando por fin a Rosberg en Adelaida después de una lucha intensa.

La situación, llegando al momento crucial del Grand Prix, establecía una división pronunciada: los Ferrari se encontraban treinta segundos por delante de Trulli, acosado por Kubica.
Cuando la victoria parecía adjudicada a Räikkönen, Massa ha empezado a recortar de forma espectacular, en principio debido al tráfico. Sin embargo la caída en el ritmo de Iceman indicaba claramente un problema en el Rayo Rojo, que ha resultado ser un escape desprendido: ha sido únicamente el Ferrari de Kimi el que ha dado la victoria a Felipe, que le ha adelantado con facilidad en la chicane Nürburgring.

El final del segundo stint se acercaba con dos duelos intensos: Kubica con Trulli y Kovalainen con Webber, que precisamente ha dado la maniobra más brillante de la carrera. Heikki ha atacado por el exterior en Adelaida, forzando a Mark a extender la trazada y retrasar la frenada; el interior de la curva ha quedado libre y el McLaren se ha colado demostrando una maniobrabilidad envidiable.
Rosberg en su primer pit stop ha aportado otra anécdota, pillando a uno de sus mecánicos, justo antes de la ronda de paradas decisiva en la zona d
e puntos.

Alonso y Kubica iniciaban los segundos repostajes, permitiendo escapar cómodamente a Trulli que, por su parte, parecía capaz de recortar los veinte segundos que le separaban del malherido Ferrari de Iceman. Cuando se detuvieron Verdaderamente y Webber, que regresó por delante de El Nano, llegó la oportunidad de Kovalainen, ajustando la ventana para ganar la posición a Jarno.
Finalmente, después de sus vueltas extra, Heikki se reincorporó en cuarta posición por delante, pero muy
cerca, de Kubica. Sin mucho interés su compañero adelantaba a Alonso, Webber, Vettel y Glock; mientras Massa superaba sin problemas el último momento crítico, camino de la victoria.

Empezaba a llover levemente sobre el duelo de dos
grandes pilotos poco inspirados, Mark y Fernando, basado más en los errores que en las maniobras brillantes, y Kovalainen cazaba a Trulli, centrando todo el interés hasta el final del Gran Premio en la lucha mano a mano por la tercera plaza.
En las diez vueltas que restaban, sólo iba a plantear Feyd-Rautha dos intentos con peligro: el primero en Chateau D'Eau, culpa de Verdaderamente y una frenada temprana, que permitió a la Flecha de Plata colocarse en paralelo, y el segundo en la llegada a la chicane Imola, en la que el Toyota bloqueó de forma discutible a Heikki, ajustando la trazada para obligarle a saltarse la contracurva.
La atención de este duelo la distrajo por un momento Fernando Alonso, alcanzado por su compañero Piquet: incomprensiblemente distraído una vez más, en este caso siguiendo a Sutil en el camino que permitía doblarle, dejó la puerta abierta al sorprendido Nelsinho, que se encontró con el séptimo puesto para asombro del equipo.

La bandera damero recibió a Massa después de su paseo y a Räikkönen, que consiguió aguantar hasta el final manteniendo la segunda posición con un coche más que tocado.
Jarno Trulli, gracias a su resistencia inquebrantable frente a Kovalainen y Kubica, alcanzó la gloria con su tercera posición.

La conclusión, bastante sorprendente a pesar de la
marcha triunfal, es que Ferrari pasa grandes dificultades.
Felipe Massa ha ganado conduciendo de forma impecable, con facilidad, pero sin poder ocultar el hecho de que el mérito es de un fallo estructural en el monoplaza de su compañero: que en un Gran Premio sencillo por sus características y regalado por el tropiezo de BMW y las sanciones a McLaren aparezca un problema como este es sencillamente inaceptable.
Existe una diferencia enorme en la medida de la fiabilidad entre una avería en la caja de cambios y nada menos que perder un escape. Räikkönen ha tenido mucha suerte, no sólo por poder acabar, sino porque en cualquier otra ocasión Kubica o Hamilton le hubieran dado caza; Domenicalli debería ir más allá del buen resultado y analizar seriamente qué está ocurriendo en el equipo, porque pocas carreras como esta va a encontrarse.

La decepción de McLaren ha sido relativa. Hamilton estaba completamente descartado y, por lo menos, ha ofrecido buena parte del poco espectáculo visto en Magny-Cours.
En principio Kovalainen parecía encaminado a volver a frustrar al equipo, muy flojo al inicio, hundido por la
penalización de cinco puestos. Sin embargo, aprovechándose evidentemente de la debilidad de sus rivales, ha ido escalando sobre una buena estrategia de las Flechas de Plata hasta echarse encima de Trulli; la única falta reprochable a la gran carrera de Heikki ha sido precisamente no ser capaz de rematar la faena adelantando al fantástico Jarno.
Replanteando las posiciones de salida, a pesar de la abismal diferencia de ritmo con Ferrari, no sería exagerado asegurar que la segunda posición estaba a su alcance como único monoplaza capaz de aprovechar los problemas de Räikkönen.

Mark Webber y Fernando Alonso, a pesar de los puntos conseguidos, han decepcionado.
Por primera vez se ha visto a dos de los pilotos más hábiles y serios acumular errores, muy llamativos en el caso de El Nano; la actuación de ambos ha sido difícilmente justificable, y su sexto y octavo puesto son atribuíbles a simple incomparecencia de rivales.
Los resultados de Piquet a lo largo de la temporada y su hábito de meter la pata le salvan de caer en la parte
más negativa del Gran Premio junto a su compañero: el regalo a Kovalainen, único borrón en una buena carrera, se puede interpretar como una reducción de sus fallos por circuito.
Nelsinho ha estado atento y ha aprovechado sus oportunidades, por lo que sin su pequeño cortocirtuito se podría considerar que ha dado por fin lo que se esperaba
de él.

El bache de BMW, bastante llamativo, parece atribuíble únicamente a la pista y sólo habla a favor de Kubica, que ha sido capaz de lidiar con las dificultades, minimizando el impacto del arrollador ritmo Ferrari para mantener su aspiración a ganar el Campeonato del Mundo. Heidfeld, desaparecido, da testimonio de hasta qué punto Robert aportó lo que le faltaba al coche.

En Magny-Cours, ha pesar de los -pocos- sucesos que han tenido otros equipos y pilotos, sólo ha habido un protagonista: el extraordinario Jarno Trulli.
Toyota ha vuelto al ritmo con el que había asombrado al principio de temporada, y Jarno se dedica a cumplir su trabajo a la perfección, colocándose aparentemente de forma definitiva, en la vacante dejada por BMW.
Verdaderamente ha empezado fuerte, colocándose tras los Ferrari; y la imposibilidad de mantener su ritmo le ha dejado líder de su propia carrera. Ha ido mejorando con el desarrollo del Gran Premio, evitando a Alonso y al peligrosísimo Kubica, por el que cualquiera hubiera apostado, manteniendo un nivel muy alto sin un sólo error.
La épica ha llegado al final de la carrera, con su defensa frente al Kovalainen más inspirado de la temporada, que durante diez vueltas ha visto frustradas sus tentativas por el decidido Trulli, que ha mantenido una solvencia y seriedad incontestables, reduciendo la influencia de los errores forzados.
Jarno está teniendo su revivir a la gloria, y si se mantiene puede alcanzar una plaza de mérito en el Campeonato del Mundo; con su podio en Magny-Cours es séptimo, sólo por detrás de los equipos punteros.

Enhorabuena tibia a Ferrari, equipo salvado del desastre por la suerte, en especial a Räikkönen, capaz de soportar un problema que debería haberle dejado fuera.

Un aviso para Fernando Alonso, que parece haberse perdido completamente, un paso más cerca de compartir biografía con Jacques Villeneuve.

Felicidades a Jarno Trulli, inconmensurable, fantástico; y a los renacidos Toyota, que han vuelto al camino de evolución marcado en la primeras carreras.

Zarpamos hacia Silverstone.

20 junio 2008

Briefing - Magny-Cours 2008

La mejor noticia que podía dar el Gran Premio de Francia ha llegado antes de que los equipos finalizaran su despliegue: el FOM ha confirmado la desaparición de Magny-Cours del calendario.
A pesar de este rayo de luz que parece haber iluminado a los responsables del Gran Circo, que invitaría a pensar en la deseada eliminación de las otras grandes pistas-carrusel europeas - Montmeló, Hockenheim, Silverstone, el actual Nürburgring y, por supuesto y sobre todos, Hungaroring - la esperanza se disipa a la vista del replanteamiento ofrecido: la celebración del Grand Prix en las calles de París, convertidas en otro circuito urbano más.
Magny-Cours no desaparece por su pobre aporte a la competición, sino por otras razon
es que aseguran para largo el soporífero Gran Premio de Hungría.

En lo estrictamente relativo al desarrollo del Campeonato del Mundo, esta pista Ferrari es el aire que la Scudería necesita deseperadamente: puede que sus pilotos no hayan estado especialmente inspirados en las últimas carreras, pero dónde de verdad se intuyen los problemas es en el pitwall, que no parece estar a la altura de ingenieros y conductores.

La sanción a Hamilton, que partirá diez puestos por detrás del que consiga en clasificación, es otro factor especialmente favorable, que compensará los errores estratégicos de Domenicalli y las revividas cualidades de Kimi y su legendaria mala suerte, y de Felipe, que vuelve a ser más Massa que nunca.

La fortuna adversa, curiosamente, es la que ha salvado hasta ahora al
otro norteño, Kovalainen, de quedar en evidencia. Hasta Montreal no se ha visto lo poco que ofrecía a pesar de lo mucho que se esperaba de él en un coche ganador; ahora, en el Gran Premio de Francia, poco dado a situaciones extrañas, queda como único defensor de McLaren y será observado con muchísima atención.
Dado que su labor es sencillamente incordiar lo más posible en el previsible doblete de Ferrari no es exagerado asegurar que puede que Feyd-Rautha se esté jugando el puesto en Magny-Cours, dónde una carrera mediocre puede sentenciarle.

Sin embargo, se puede estar menos atinado que Ferrari, como está el
equipo Renault, y más perdido que Kovalainen, como están sus pilotos.
La recuperación de Toyota al nivel de principio de temporada es evidente, aunque la partida la está ganando en la zona de los puntos claramente Red Bull; los últimos resultados de Renault y la irregularidad del FW30 de Williams, que Rosberg exprime al máximo, los dejan frente a frente.
De Piquet no se puede esperar nada más, por lo que llama la atención que Alonso, más desquiciado que nunca, haya perdido el control y no asuma las capacidades del monoplaza, algo que ya se ha visto en otros Campeones del Mundo; ni Nelsinho ni El Nano están haciendo bien su trabajo, y aunque la tolerancia con Fernando debería ser menor por su experiencia y nivel, la acumulación de errores del novato es la que está rebasando el límite.

Esta lucha ya no concierne a BMW, alcanzado su nuevo status de ganadores de Grandes Premios.
Puede que siga faltando el punto definitivo que los ponga mano a mano con Ferrari y McLaren, y que aún estén necesitados de un pequeño aporte externo para conseguir victorias, pero la solidez transmitida supera contundentemente a la de sus rivales; puede que Heidfeld se ofusque en clasificación, pero Kubica se ha convertido en una máquina infalible y Mario Theissen gobierna un
temible equipo sin fisuras.
Quizá BMW no vuelva a conseguir un primer puesto, pero definitivamente Robert Kubica es, gracias a su regularidad, uno de los candidatos más firmes a Campeón del Mundo.


La clasificación no ha escapado de lo previsto, aunque dejando al descubierto una caída inesperada en el rendimiento de BMW.
La primera ronda ya ha estrenado a Heidfeld como protagonista; Vettel ha demostrado su clase colocándose primero hasta que sólo Ferrari y Mclaren han conseguido superarle, sin superioridad clara entre ellos.
Después de 5 vueltas Nick seguía decimoctavo, aunque con la novedad de que Kubica no estaba mucho mejor, cerca de la cuerda floja en la que estaban Rosberg, Piquet y Nakajima. La insostenible situación ha obligado a colocar a El Bueno neumáticos blandos, permitiendo por fin alejarse cómodamente del peligro como Piquet; al final Kazuki ha quedado eliminado después de una extraña maniobra de Kovalainen, con el que ha impactado lateralmente en su última vuelta.

Los coches han demorado la salida en la segunda tanda, quizá por los pequeños problemas de agarre y maniobrabilidad observados; los Toyota, que han sufrido especialmente afectados por este problema, han demostrado estar fuertes, aunque muy lejos de Alonso, que ha dejado patentes las acertadas mejoras de Renault con sus tiempos, muy cerca del ritmo de cabeza.
Los BMW empezaban a decepcionar, colocados con Kovalainen en las tres últimas posiciones de salvación. Sobre el tiempo, de hecho, Piquet ha echado a Heidfeld de la Q3, sólo para ver cómo Coulthard le dejaba fuera a él en su oportunidad final; Kubica ha quedado sobre el límite y Rosberg ha cerrado su salida desde la última posición sumando la sanción de Montreal.

La ronda definitiva ha vuelto a dejar claro qué problema tienen los Toyota, que a pesar de todo, incluyendo un trompo de Trulli en una de las chicanes, han cumplido el objetivo. Incluso Hamilton ha sufrido la falta de grip, aunque manteniendo el control por poco.
Fernando Alonso ha sacado el máximo del Renault, sólo superado por el rendimiento de Räikkönen, que
en ningún momento ha visto peligrar la pole, de la que Massa se ha mantenido relativamente lejos.
Kovalainen, flojo como de costumbre, ha alcanzado sólo el sexto puesto, muy por detrás de su compañero que por su sanción saldrá decimotercero, entre los Toro Rosso, dejando la plaza detrás de los Ferrari a Alonso, que ha realizado una de sus mejores sesiones de clasificación de la temporada.

La previsión es un espectáculo pobre controlado por Ferrari que, por otra parte, tiene poco que ganar y mucho que perder. Con los McLaren fuera de juego y los BMW perjudicados, todo lo que no sea doblete y victoria aplastante de Räikkönen será decepción.

Está es una de las mejores oportunidades para Renault, que sin embargo parece haber llevado el coche un poco forzado al límite. Piquet está descartado, mientras que el resultado de Alonso parece responder a una estrategia arriesgada que puede acabar en nada, pero que contará con el apoyo de Trulli, dedicado a rodar siguiendo a El Nano y contener a sus perseguidores si éste consigue, como es esperable, mantenerle detrás.
Precisamente estrategia es lo único que puede explicar el resultado de Kovalainen: es perfectamente lógico que en una carrera perdida, pero con sólo dos rivales fuertes, Dennis apueste por un planteamiento arriesgado para un piloto que no ha brillado especialmente; si los neumáticos han probado su resistencia, a lo mejor Heikki realiza una parada en una pista que no las penaliza especialmente, aunque su ritmo en Q2 no apoya esta teoría.

El espectáculo lo dará Hamilton, colocado en el pelotón con un gran estado de forma y la posibilidad de reducir su carga, con posibilidades de alcanzar el sexto puesto a pesar de las pequeñas oportunidades de adelantamiento que ofrece Magny-Cours. Rosberg se verá con rivales menos fuertes, pero con un coche que no marca tanto la diferencia.
Los otros actores de una carrera brillante pueden ser los Red Bull, que se mantienen en buen estado y pueden seguir con un planteamiento conservador al caído Kubica, que deberá intentar con el inadaptado BMW alcanzar a El Nano y Verdaderamente, esperando sus fallos.

No pierdas de vista
a Hamilton, el agarre, a Webber y las estrategias.

09 junio 2008

Análisis - Montreal 2008

El Gran Premio de Canadá amanecía nublado, aunque no fue necesaria ni una sola gota para repetir la clásica locura del Circuit Gilles Villeneuve.
Gracias al colchón de Alonso y Rosberg, Hamilton y Kubica tenían el horizon
te despejado para plantear un duelo personal, siempre que sus perseguidores fueran incapaces de superar la arrancada del Renault y el Williams, y el talento de a bordo.
Vettel y Button hacían cola en el pit lane de una pista implacable, que no penaliza especialmente la posición de partida.

En la salida hubo poco movimiento, en cabeza Kubica simplemente aguantó el despegue del Rayo Rojo, y
casi todo centrado alrededor de Fernando Alonso; Rosberg, ganando el interior y marchando en paralelo, consiguió pasarle, y el más oportunista que nunca Massa, aprovechando la ocasión, tuvo que contentarse con ponerse a la par con El Nano sin llegar a superarle. La reincorporación del Ferrari al grupo perjudicó al desconocido Barrichello, que a punto estuvo de adelantar a Kovalainen.

Webber y Heidfeld presionaban a Nakajima y
Barrichello, culminando únicamente la maniobra El Bueno en L'Epingle al segundo intento.
Por delante Hamilton, Kubica y Räikkönen ampliaban su diferencia gracias al pelotón que se formaba detrás de ellos, en el que algunos simplemente no tenían el día: Kovalainen, corriendo sin tráfico, era nada menos que dos segundos más lento que la cabeza de carrera. Parecía que el caso contrario al del segundo McLaren ocurría con Piquet, que inesperadamente reaccionaba y adelantaba a los dos Toyota; sin embargo los problemas al adelantar a Trulli a la deseperada, muy pasado e impactando lateralmente en la décima curva, recordaban bien quién es Nelsinho.

Con el trenecito formado por Barrichello, Nakajima, Webber y Coulthard, la lucha de Heidfeld con el perezoso Kovalainen y Kimi Räikkönen marcando impresionantes vueltas rápidas, llegaba el momento crucial de la carrera, desencadenado por el abandono de Sutil que dejaba tirado su Force India, con los frenos ardiendo, en el margen de la Curva 3.

La salida del Safety Car para retirar el monoplaza ocurría en el peor momento, al final del primer stint con los coches prácticamente secos; de hecho Button no pudo esperar, aegurándose una sanción. Al abrirse el pit lane los siete primeros se precipitaron al repostaje, una partida que ganó Kubica, y de qué manera.
Situado junto al BMW, a la espera de que el semáforo de salida se pusiera verde, se detenía Räikkönen sin imaginar lo que se le venía encima: derrotado en el pit stop, Hamilton se lanzaba irreflexivamente a intentar adelantar a sus antiguos perseguidores sin fijarse en la luz roja ni en los coches detenidos, empotrándose contra el tren trasero del Ferrari.
La misma situación se daba con Rosberg, que parecía despertar de golpe al ver el accidente,
aunque sin espacio suficiente para asumir el frenazo y evitar el choque con Lewis, tirando por la borda el cuarto puesto conseguido al tener que volver a entrar. El desastre de Ferrari era completo, pues un fallo con la manguera también obligaba a repetir el repostaje de Massa.

La situación en carrera dejaba un liderato insólito: Heidfeld, Barrichello y Nakajima, con Webber pisándole los talones. La clasificación teórica, teniendo en cuenta las paradas, la encabezaban Kubica, Alonso, Piquet y Kovalainen, que sin embargo se encontraban con el trenecito de los Toyota, que permitía ganar espacio suficiente a El Bueno para permanecer en primera posición.

Finalmente la amplia diferencia dejaba tras su única parada a Nick Heidfeld por delante de Kubica, y un trompo de Piquet reordenaba la cabeza mandándole a la última posición. El pesadísimo BMW no podía soportar el ritmo de Robert Kubica, que apostaba fuerte y se lanzaba con una trazada perfecta en la primera curva a por la victoria, obligando a Heidfeld a separse y quedar expuesto al animado Renault de Alonso, que empezó a atacar sin descanso en busca de un fallo.

Mientras Kubica intentaba abrir la ventana labrando un segundo por vuelta, la acción se trasladaba a la zona media.
El festival de los errores, con Fisichella marcando el muro, Massa pasado de frenada en L'Epingle al intentar adelantar a Webber - lo consiguió después en la recta trasera - y Nakajima saltándose la última chicane para convertirse en la nueva víctima de Barrichello (el Honda salió por delante de Feyd-Rautha en su parada), culminó con el desastre sincronizado de Renault.
El abandono de Piquet, con los frenos consumidos, era una despedida medianamente honrosa de un Gran Premio en el que tuvo las circunstancias más a favor que nunca y las desperdició como siempre; lo que sucedió con su compañero era igualmente previsible y no menos reprobable. Desesperado detrás de un BMW cargado hasta arriba, Fernando Alonso buscaba el hueco, aunque Heidfeld se vendía caro; el Renault logró
incluso en una ocasión pasar, pero sólo como resultado de un exceso de velocidad en L'Epingle; finalmente el exceso de ambición de Alonso, que tenía el podio al alcance de la mano, le hacía dar un trompo en uno de los puntos críticos de grip, la Curva 7, quedando fuera.

Los BMW quedaban completamente solos camino de su primera victoria.
Kubica mantenía 11 segundos de ventaja taponado por Glock, por lo que necesito bastante esfuerzo para alcanzar los 25 que le permitieron repostar y reincorporarse por delante de Heidfeld con comodidad, asegurándose la victoria; el tercer y cuarto puesto de Coulthard y Barrichello no inquietaba en absoluto al equipo de Mario Theissen.
Mucho más entretenida era la parada de Nakajima: tras topar con Button y dejar suelto su alerón delantero se dirigió al pit lane, donde se desprendió y lo atropelló, quedando sin dirección y dirigiendo, lenta e inexorablemente, el Williams contra el muro.

La única batalla la mantenían Kovalainen y Massa con Barrichello, que conseguía retenerlos tras él. Cuando por fin Heikki se sintió capaz de pasar a Rubinho, abandonando un poco la trazada de L'Epingle, Massa aprovechó la ocasión en una maniobra que fue más una exhibición de inteligencia que de habilidad, tomando el interior de la curva - sobre el piano - con una ejecución impecable para adelantar a ambos.
La torpeza o el despiste de Feyd-Rautha permitía al pícaro Massa colocarse quinto, aunque el final del segundo
stint le devolvía al séptimo puesto, esta vez detrás de los Toyota, que empezaban a dejar al descubierto los problemas de maniobrabilidad de los que habían dado síntomas.

Aún quedaba un duelo entre dos de los pilotos jóvenes con más talento del Campeonato del Mundo.
Vettel presionaba a Rosberg, pasándose y devolviéndose las pasadas, hasta que un error en la Curva 2 dejó el río revuelto para Kovalainen; situado tras Sebastian, el McLaren intentó pasar con un llamativo exterior en paralelo en la primera chicane, del que el Toro Rosso consiguió defenderse, demostrando el bajo estado de forma de Heikki frustrando otra tentativa.
En esta batalla se ha rodado al límite, más cerca que en ningún otro momento del Muro de los Campeones.

Los BMW marchaban tranquilos, paseandose hasta la victoria; un hecho relevante es que ninguno de los dos se acercó remotamente a la vuelta rápida de Räikkönen del principio de la carrera.
Más problemas tenían los otros pequeños ganadores: Coulthard y Trulli tenían serios problemas para mantener el coche por lo negro, con la complicación para Verdaderamente de tener encima a Massa. A pesar de todo Jarno consiguió defenderse del Rayo Rojo hasta que, al alcanzar a su compañero y encontrársele en la Curva 2, quedó bloqueado permitiendo una vez más aprovechar la oportunidad al Felipe Massa más atento de la temporada.

La bandera damero estaba de estreno para los BMW y Robert Kubica; el aplastante doblete reduce la importancia del brillante resultado de David Coulthard y otras llamativas sorpresas en la zona de puntos, como Toyota, Barrichello y Vettel, que en otras circunstancias habrían sido el titular del Gran Premio.

La conclusión más importante es que una vez más Mario Theissen se ha revelado como el hombre más capaz de este negocio.
BMW necesitaba un pequeño golpe de suerte para cubrir la pequeña distancia que le separa de McLaren y Ferrari, que se mantiene mínima gracias al trabajo y genialidad de Robert Kubica, un excelente piloto cuya primera victoria era simplemente cuestión de tiempo.
Todo ha funcionado a la perfección, algo que no es nuevo en BMW, e incluso sin la pequeña ayuda de Hamilton, Kubica podría haber ganado; su regularidad en carrera es asombrosa y el coche es fiable como pocos, el fruto de un duro trabajo a largo plazo: Theissen pronosticó la primera victoria en esta temporada, y que estarían disputando el Campeonato del Mundo en un año o dos ... Domenicalli y Dennis pueden echarse a temblar porque de momento Mario es imparable.

Ferrari salva la carrera gracias a la chispa de Felipe Massa, lo único bueno de la Scudería tras una
clasificación desastrosa. Las cosas funcionan mal últimamente en el equipo, pero es preocupante cuando no está a la altura de sus pilotos, especialmente si se trata de Massa; si el muro y el box siguen perdiendo carreras, la desmotivación puede convertirse en un serio problema.

En la situación opuesta está McLaren, que proporcionó un coche ganador a Kovalainen, un piloto que parece estar buscándose a sí mismo y que se ha quedado sin excusas para justificar el paupérrimo ritmo en Montreal - ser superado en dos segundos por vuelta por un coche con las mismas características debería ser una infamia para cualquiera - y su demostrable falta de concentración, que ha dejado en evidencia el doble adelantamiento de Massa, brillante por su parte pero atribuíble en gran medida a la ofuscación de Heikki.
Por otro lado, ya tocaba el cortocircuito de Hamilton, difícil de describir: inocente de no ver una luz roja, culpable de no darse cuenta del BMW y el Ferrari aparcados delante de él. Las ganas han nublado su juicio, como le ha ocurrido a Fernando Alonso, y la sanción de diez posiciones compartida con Rosberg es entre justa y corta, dada la importancia de los implicados en la vergonzosa maniobra.
Puede que hubiera perdido parte de sus opciones de victoria por el irregular pit stop, pero cometer un error tan clamoroso con todo a favor y, como mínimo, el podio en el bolsillo, es simplemente inaceptable.

Un detalle muy curioso se ha dado tras el momento clave, cuando Coulthard y Barrichello se han colocado líderes, seguidos de cerca por Jarno Trulli.
En lugar de un Mercedes CLK63 AMG, daba la impresión de que el Safety Car era un De Lorean.

Aunque en cierto modo Coulthard y Trulli se hayan encontrado con podio y puntos, respectivamente, el Gran Premio de Canadá había que acabarlo, nada fácil en un Red Bull y un Toyota que se estaban quedando sin frenos. Han aguantado perfectamente, y de hecho si no fuera por Glock, seguramente Jarno hubiera contenido a Massa. El equipo Toyota aún no parece estar perfectamente recuperado, al nivel de principio de temporada, pero este resultado es muy importante, más tratándose de un circuito tan duro, aunque este año no haya sido ni de lejos un desguace.
Los otros dos supervivientes merecen su reconocimiento: Vettel lo ha vuelto a conseguir, el muchacho es increíble y en el Gran Circo lo saben, y Barrichello ha obrado el milagro. Más allá de los puntos logrados, la imagen de Honda ha sido completamente distinta, Rubinho ha estado animado, ha plantado cara a los grandes y su resultado no ha sido simple oportunismo; su séptima posición es incluso un premio que se queda corto, pero es un buen comienzo para un coche que ha respondido como debía.


En la parte negativa Lewis Hamilton brilla con luz
propia, aunque su triste compañero Kovalainen no se queda lejos. A ellos, y por el mismo motivo, se unen Alonso y Rosberg, que han arruinado una oportunidad única por no calibrar bien los riesgos, algo en lo que El Nano es reincidente.
El accidente de Nico ha sido simplemente ridículo, por el mero hecho de que no se estaba jugando la victoria como Hamilton y se ha despistado mirando el McLaren; así que bastante más grave es que en una pista en la que se ha proclamado la falta de grip durante todo el Gran Premio, un Renault que no ha pisado el podio en toda la temporada intente adelantar sin ningún propósito a un coche puntualmente más lento. Fernando ha traspasado el límite de la competitividad sin ser consciente de hasta donde puede llegar, y aunque la locura y el riesgo sea la base de este espectáculo, también lo es la inteligencia; la consecuencia es que la distancia entre los pilotos Renault, novato y Campeón del Mundo, se acorta.

El incidentado, pero poco, Gran Premio de Canadá ha sido una carrera divertida, marcada por una retirada inocente que ha desencadenado un resultado esperado y un desarrollo entretenido.

Felicidades absolutas a BMW, Kubica, Heidfeld y, sobre todo, Mario Theissen, el genio detrás de este gran proyecto.

Nuevo toque de atención para Ferrari y una carcajeante reprimenda para Lewis Hamilton, falto de clases de seguridad vial.

Enhorabuena para David Coulthard, Rubens barrichello y su segunda juventud, así como para Toyota, que se vuelve a poner en marcha.

Quedan por delante cuatro carreras "apasionantes", rumbo a Magny-Cours.

06 junio 2008

Briefing - Montreal 2008

Los nubarrones que ofuscaron a Ferrari en Mónaco no se disipan de cara al Grand Prix du Canada: la competición llega a territorio McLaren, paradójicamente el Circuit Gilles Villeneuve, en el que además amenaza lluvia, causante de una cadena de errores en toda la Scudería. El Campeonato del Mundo tiene como líder al piloto que se ha mostrado más regular, descontando a Robert Kubica, en la parada en el circuito que le confirmó como el mejor novato de la historia. Lewis Hamilton se enfrenta a Montreal con las circunstancias a favor: el rendimiento óptimo de las Flechas de Plata sin carga aerodinámica, una victoria épica en la anterior edición, las posibilidades de tormenta que despiertan su explotada - y necesaria para un campeón - suerte, y los recientes fallos de los desaprovechados Ferrari, los principales culpables de su primera posición, pueden convertir su carrera en paseo. La otra estrella de la temporada - no hay carrera en la que no sea protagonista - ha desaprovechado hasta ahora la irregularidad de sus rivales; como su compañero, Kovalainen tiene muchas posibilidades, aunque su mayor rival sigue siendo él mismo. Uno de los puntos más interesantes a analizar en Montreal es desvelar lo que tuvo de irreal el Gran Premio de Mónaco en cuanto a dos trayectorias. El nuevo STR3 de Vettel parece aportarle la fiabilidad necesaria para sacar provecho de la falta de concentración ajena, confirmada con resultados cuando el coche le respeta; mientras que, representando un gran hundimiento, Heidfeld sumerge el potente BMW en un inexplicable comportamiento con su supuesta desmotivación. Ambos pilotos culminaron en Montecarlo la línea marcada varios Grandes Premios atrás. Habrá que ver que obtiene el Circuit Gilles Villeneuve de ellos.


La clasificación probablemente no sea la más rara de la temporada pero, sin sobresaltos, ha sido bastante extraña. De entrada los problemas en los entrenamientos de los STR3 dejaban fuera a Vettel, con el chasis en reparación, y fuera de combate a Bourdais, con el coche reparado pero penalizado por la caja de cambios.
La primera ronda se ha iniciado con un Kovalainen fuerte, rápidamente alcanzado por Hamilton, y la demostración de las limitaciones de Ferrari. Los BMW han sido de nuevo los últimos en salir y una vez más Heidfeld se ha dormido, columpiándose sobre el límite.
Trulli, empezando una jornada aciaga, ha mostrado el gran problema de grip de la pista, especialmente localizado en la primera chicane; y Fisichella ha probado la falta de adherencia en L'Epingle, estropeando su mejor vuelta y facilitando el pase a Piquet, que ha alcanzado la Q2 básicamente por incomparecencia de sus rivales: Button sólo ha dado tres vueltas y ha vuelto al box.

La segunda tanda ha vuelto a empezar con un duelo de los McLaren, que se han exhibido como los más potentes corriendo "en casa".
Un nuevo trompo de Trulli marcaba el otro punto crítico en cuanto al agarre: la Curva 7, salida de la segunda chicane, tras la que ha quedado completamente cruzado en la pista, obligando a los otros pilotos a esquivarle. A pesar del inmediato off road de Alonso, aún quedaba tiempo para que Verdaderamente patinara en L'Epingle, en lo que ya se ha revelado como un problema grave de set up en Toyota, que le hacía desistir de alcanzar Q3.
Nick Heidfeld, en su mundo, volvía a pasar a duras penas; Barrichello y Glock se colaban entre los diez primeros, posición que sólo mantuvo el Honda, y Alonso y Webber se mostraban superiores. Sin embargo, con el pase asegurado, el Red Bull de Mark certificaba la existencia de un punto crítico en la segunda chicane; a pesar de controlar el giro del coche, el incidente terminó con un contacto leve contra el muro, que si bien no arrancó violentamente en alerón delantero, supuso la retirada de la sesión.

La ronda definitiva, con las Flechas de Plata peleando por salir, parecía una fiesta en la que Ferrari y BMW no estaban invitados; a pesar de esta superioridad, el ansia de Kovalainen por demostrar su capacidad le hacía pasar por la hierba, haciendo sitio a las sorpresas.
Hamilton se ha colocado primero desde el principio, y sólo Kubica
, apenas durante una vuelta, ha sido capaz de apearle de la pole, que ha conseguido quemando los frenos en L'Epingle.
A pesar la contundencia de este resultado, las grandes noticias las daban otros: Fernando Alonso llegaba a colocarse segundo y Rosberg cuarto. Sólo Räikkönen, incapaz de alcanzar al primer McLaren y BMW, conseguía superarlos, por lo que la humillación de Massa y Kovalainen, colocados detrás de un Renault y un Williams, era completa.

La previsión pasa básicamente por el bache de Ferrari: sus diluidos monoplazas dan una enorme ventaja a las Flechas de Plata, que cuentan desde el principio con todos los factores a favor.

Pero aún asumiendo el rendimiento perfecto Hamilton-McLaren, lo imprevisible del desguace de Montreal abre la puerta a Robert Kubica, que acumula en una temporada impecable un gran número de carreras a la expectativa, buscando ese golpe de suerte que puede dar la primera victoria a BMW, que no es complicado de conseguir en esta pista.

Mucho más difícil es la situación para Alonso y Rosberg, que a pesar de su excelente puesto, basan el Gran Premio en una estrategia arriesgada, lo único que puede explicar sin avergonzar a nadie que se encuentren por delante de Massa, Kovalainen y Heidfeld, con los que deben entablar batallas muy interesantes.
Lo que se oculta en la triste clasificación de estos pilotos es un misterio que debería ir más allá de un mal día que ya empieza a hacerse habitual en ellos.

Como en Mónaco, este circuito cruel dará una carrera divertida, en la que el espectáculo se puede trasladar a cualquier parte y en la que sólo sobreviven los más duros. Y si no se superan los problemas de grip en la Curva 7, puede que se viva la inauguración de un nuevo Muro de los Campeones.

No pierdas de vista a Kubica, el agarre, a Rosberg y la Curva 7.