18 diciembre 2007

Humor - El caso Tojeiro

La grandeza está profundamente ligada a la sencillez; especialmente en lo relativo al humor, como demostró El cura de Granada.

A principios de los noventa el programa de sucesos Código Uno de Televisión Española se dedicaba a investigar diversos actos delictivos entre los que históricamente destacó con rapidez el rel
ativo a un robo: el caso Tojeiro.
Los dramáticos hecho
s sucedieron en Cariño, La Coruña, municipio en el que uno de sus vecinos, José Tojeiro Díaz, la víctima, descubrió que le habían sustraído 30.000 francos suizos que mantenía escondidos en su casa. La inmediata consecuencia fue la expulsión de la esposa del hogar conyugal como primera sospechosa; y transcurrió un mes hasta que la víctima no llegó a la conclusión de quiénes podían ser las verdaderas autoras.

El caso, que aparentemente parece muy común, empezó a revelar sus datos más llamativos con la reconstrucción llevada a cabo por el programa, en la que se explicaba que el dinero estaba oculto en un sillón adaptado como cuna para una muñeca y que las principales sospechosas eran dos jóvenes que solían frecuentar el domicilio, y no la mujer de Tojeiro, que fue echada de casa tras el robo.
Cada dato aportado, como la declaración a la Guardia Civil con sus propias palabras, acompañada de un plano detallado e incomprensible realizado por la víctima, contribuye al delirio creciente de este caso y lo aleja un paso más de lo convencional.

Sin embargo es el propio testimonio de José Tojeiro el
que le lanzó a la fama.
En apenas dos minutos la víctima se convierte en el autor de uno de los momentos más memorables de la historia de la televisión gracias a su viva y dramática narración, a su creación de conceptos y, especialmente, por sus explicaciones y justificaciones. La historia que desarrolla Tojeiro se complica cada segundo, convirtiéndose paso a paso en un relato verdaderamente sórdido construído con frases históricas.

El nacimiento de una estrella, José Tojeiro.




Que eran voluntarias [...] pero naturalmente yo les pagaba por eso.

Una quedaba libre así, en compló, pa' revolver.

Pero no por prespitación, sino por robar.

Me echaron droja en el Cola cao.

Dedicado a Patricia, con esa boca llena de dientes.

[Fuente: Toxeiro.com]

1 comentario:

Malasombra dijo...

Si señor, todo un clásico.
De vez en cuando le echo una escuchadita.

La parte de las fotos es increíble, no hay quien la entienda.
No se si es por que es un resumen, o es que el tío es de lo mas inconexo.

"Que yo sepa, ninguna de ellas fue encerrojada..."