Puede que haya sido difundido por correo hasta el infinito, que haya sido publicado en cientos de weblogs, pero me he reído tanto que sería injusto no hacer una referencia.
Porque no me gustan estos días llenos de tópicos, porque odio la planificación sistemática de este par de semanas, porque las circunstancias no me dejan disfrutar del Invierno y, sobre todo, porque esto no es más que un anticipo caótico de mi cumpleaños; por todo eso, es la primera vez que me siento identificado con el Mensaje de Navidad de Su Majestad el Rey, Juancar Uno.
La temporada 2006 ha sido, por encima de cualquier otra definición, el fin de la era Schumacher. Ningún resumen de sus dieciseis temporadas en activo puede reflejar lo que ha supuesto ver crecer a este excelente piloto hasta convertirse en uno de los grandes. Su carrera se puede interpretar como el resurgir de Ferrari, el triunfo de Jean Todt o, sencillamente, el encuentro entre un genio y aquello para lo que fue creado.
Michael Schumacher es el hombre que ha ganado más Campeonatos del Mundo de Fórmula 1, el titular de la práctica totalidad de los récords y, quizá, el piloto más importante de la historia, un honor disputado con Juan Manuel Fangio, El Maestro.
La biografía del heptacampeón tiene un inicio común al de resto: conduciendo kartsantes de aprender a leer, deslumbrando en categorías inferiores, hasta que un experto descubre que puede formar parte de la élite. El hombre que confió en Schumacher, unido a él desde el inicio de su carrera, es Willi Weber, su mánager, Mister DiezPorCiento; fue el que le consiguió su primera oportunidad, concedida por Eddie Jordan, que lo fichó inmediatamente después de verlo en un monoplaza. Tres Grandes Premios después de su prueba pasó a la competición, en Spa, dónde consiguió clasificarse en la mejor posición de la escudería durante la temporada. A consecuencia de su brillante actuación, por petición de Flavio Briatore, Benetton lo contrató, dándole un coche para el siguiente Gran Premio.
Senna y Schumacher Magny Cours, 1992
Desde 1991 hasta 1995Schumi, ayudado por Briatore, hizo crecer el monoplaza menos competitivo de los líderes, detrás del Williams de Alain Prost y el McLaren de Ayrton Senna, hasta conseguir el Mundial de Constructores para Benetton y dos Campeonatos del Mundo, tras los que abandonó la escudería, camino de Ferrari. Antes de la llegada de Michael Schumacher la Scuderia estaba caída en desgracia, trabajando con procedimientos desfasados que la alejaban de los equipos punteros. Se considera que uno de los mayores logros del piloto es la revolución en Ferrari hasta su situación actual, llevada a cabo junto a Ross Brawny, sobre todo, Jean Todt, el estratega detrás de muchas de sus victorias.
Michael Schumacher consiguió, a lo largo de cinco años, que Ferrari se identificara con su técnica, con su ansia de victorias e, incluso, su imagen. En 2000 se inició la mejor racha vivida por un piloto de Fórmula 1, con cinco Campeonatos del Mundo ganados de forma consecutiva, llegando a vencer trece de los dieciocho Grandes Premios de la temporada 2002. La colaboración de su compañero Rubens Barrichello, su escudero más fiel, el 1b, resultó vital en sus éxitos. El paso del equipo Schumacher - Todt por Ferrari ha supuesto mucho más que seis Mundiales de Constructores; es la puesta en marcha de una máquina imparable.
Pole en Suzuka 2004
La característica más destacada de Michael es su habilidad para conducir con lluvia, aunque existen otros factores que lo sitúan por encima de otros pilotos, como su capacidad para soportar la presión, exigirlo máximo a su coche en momentos críticos y conseguir vueltas rápidas cuando la estrategia lo exige. Sin embargo lo más llamativo de Schumi es su actitud; aunque es común entre los grandes campeones la obsesión por ganar, él lo lleva al extremo, elevando la exigencia, los sacrificios, hasta pasar por encima de rivales, reglamento e incluso compañeros, como demuestra su enemistad con Eddie Irvine. Michael Schumacher es la victoria a cualquier precio. Su leyenda negra ha crecido a lo largo de los años, bajo cierta permisividad de la FIA, ganando una merecida fama de marrullero por sus acciones en la pista, que le costaron un Campeonato del Mundo, y de irascible por su trato con el personal del paddock, sin contar con los accidentes provocados por su desprecio de la seguridad de los mecánicos.
Si existen dos momentos por los que Schumacher será recordado no son maniobras brillantes, dónde ponga de manifiesto su habilidad sobrehumana con un adelantamiento imposible o una vuelta perfecta bajo la lluvia sino, por desgracia, por las acciones más criticadas y estudiadas de la Fórmula 1 moderna. En 1994 Damon Hill llegaba a la última carrera con un punto menos que Michael Schumacher, trasvarias sanciones del piloto de Benetton. El Mundial de Pilotos sería para el que quedase delante en el Gran Premio de Australia, un fin de semana crítico, lleno de tensión; y bajo la mirada exhaustiva del Gran Circollegó la sorpresa: el inesperado choque entre los líderes, que dejaba a ambos fuera y daba su primer Campeonato del Mundo a Schumacher. Aunque resulta difícil identificar quién fue el culpable, el hecho de que esa acción beneficiara a Schumi siempre ha provocado sospechas. Era el hito que convertía su carrera en sinónimo de juego sucio.
Hill y Schumacher Albert Park, 1994
Tres años después se repetía la misma situación, esta vez con Jacques Villeneuve un punto por detrás de Michael antes de disputarse el Gran Premio de Europa. Con todos los ojos puestos en el duelo, con el suceso de Hill en la memoria, la osadía de Schumacher fue más allá de lo que nadie pensaba y, deliberadamente, estrelló su coche contra el Williams. Esta vez no sólo su rival permaneció en pista mientras él abandonaba; la FIA consideró que había llegado demasiado lejos y descalificó a Schumacher, quitándole todos los puntos conseguidos durante la temporada.
Schumacher y Villeneuve Jerez, 1997
En muchas ocasiones Michael Scumacher ha sido protagonista de acciones sucias, y su Ferrari ha sido denunciado por irregularidades, aunque pocas veces la FIA ha decidido sancionar al heptacampeón, demasiado importante en la Fórmula 1, tanto como la propia Scuderia. El brilante palmarés del piloto con más títulos de la historia siempre ha estado bajo la sombra de la sospecha. Pero a pesar de su actitud marrullera su calidad dejaba claro que no necesitaba vivir al límite del reglamento, como ha demostrado en los duelos con los grandes. Al inicio de su carrera Schumacher tuvo ocasión de competir con leyendas como Prost y Senna, y antes de retirarse con elbicampeón Alonso; la lista de sobresalientes pilotos que se han enfrentado a él es extensa, desde Hill a Montoya, aunque un nombre sobresale por encima de todos.
Senna, Prost y Schumacher Silverstone, 1993
Mika Häkkinen es el rival de Michael Schumacher. Empezaron a competir en la Fórmula 3, duelo que se trasladó a la Fórmula 1 al cambiar de categoría, casi simultáneamente. Ambos se enfrentaron en su plenitud, con igualdad tecnológica entre Ferrari y McLaren, dejando momentos históricos como el Gran Premio de Bélgica de 1999; la competitividad llevada al límite hizo sufrir su accidente más grave a Schumacher, al romperse la pierna en el Gran Premio de Inglaterra en 2000. Cuando Mika se retiró, tras ganar dos Campeonatos del Mundo frente a Michael, el camino quedó libre para la superioridad de Ferrari lograda bajo la dirección de Jean Todt, ahí empezaron las temporadas históricas, donde el duo batió todas las marcas sin un rival a la altura.