26 febrero 2007

Humor - Kevin Smith en Hollywood (I)

Kevin Smith es un director de cine , quizá poco conocido para el gran público, pero con seguidores muy fieles desde su primera película, Clerks.
Además de dirigir, escribe sus propios guiones e interpreta a un personaje fijo en sus historias, Bob El Silencioso, lo que le convierte en una figura perfectamente reconocible para los aficionados a su cine; de hecho su personaje es un icono tan popular que suele sorprender que en realidad sea el creador de este pequeño universo dentro de New Jersey.

La fama conseguida y el apoyo de la crítica hicieron que los productores se empezaran a fijar en él, lo que le permitió realizar su proyecto soñado, Dogma, sin hacer grandes concesiones a los estudios.

El gran talento de Smith son los diálogos, naturales e ingeniosos, con referencias al mundo del cómic y las películas de Serie B, guiños aplaudidos por sus seguidores y que se han convertido en una seña de identidad.
El mejor ejemplo quizá sea Mallrats, el segundo trabajo de Kevin Smith, dónde T.S. y Brodie, personajes creados como homenaje a la película Tiburón, filosofan mientras pasean por un centro comercial (su centro comercial), discutiendo acerca de los grandes temas de la vida: la amistad, el amor, el destino o la sexualidad de los superhéroes.



La llegada de Kevin Smith desde el cine independiente al sistema de grandes estudios fue un salto bien asumido por el director, que empezó a mirar a Hollywood con bastante ironía. Las excentricidades de las grandes estrellas, la forma de trabajar de las productoras y la particular visión del mundo de los productores más importantes no le pasaron desapercibidas.

Mientras Smith preparaba Persiguiendo a Amy, Warner Brothers tenía en proyecto Superman Reborn; las informaciones indicaban que sería protagonizada por Nicholas Cage y dirigida por Tim Burton, aunque la mayor alegría para los fans del superhéroe era que Kevin Smith había escrito el guión.
Finalmente la película no llegó a realizarse y únicamente quedaron rumores sobre la enemistad entre Tim Burton y Kevin Smith.

Entre muchas actividades Kevin se dedica a dar conferencias, dónde demuestra su ingenio y rapidez mental, al mismo nivel que sus personajes, y su incontinencia verbal, una auténtica paradoja para Silent Bob.
El éxito de estas charlas, y la popularidad de las grabaciones que corrían entre los estudiantes, le ha llevado a publicar dos compilaciones, An Evening with Kevin Smith, con un formato pregunta-respuesta que ha permitido aclarar muchos rumores. En estas divertidas conferencias, gracias a Kevin Smith, podemos conocer un poco mejor cómo es realmente el mundo del cine por dentro y explicarnos por qué existen tantas películas monstruosamente malas.

¿Quieres saber cómo funciona Hollywood?


18 febrero 2007

El Audímetro

La televisión es el medio de comunicación más poderoso y sus contenidos, visuales y sonoros, alcanzan a todo el planeta.
¿Cómo se establece qué programas resultan más interesantes para el público? Este dato tan importante supone grandes inversiones publicitarias y de la denominada audiencia (en realidad televidencia) dependen muchas empresas y, en consecuencia, la estabilidad laboral de muchas personas.
Por ese motivo se creó un mecanismo que permitiera analizar exhaustivamente el comportamiento de los espectadores, con una fiabilidad mucho más alta de la que puede ofrecer el método habitual, la encuesta; esa solución es el audímetro.
Yo tengo un audímetro.

La empresa encargada de medir las audiencias es Sofres; son los responsables de la instalación y mantenimiento de los dispositivos, de la elección y control de los hogares representantes, llamados panelistas, y del proceso de los datos recogidos para su venta a los distintos canales y empresas.

Los Panelistas

La parte más importante de la medición de audiencias, como corresponde a cualquier proceso estadístico, es la elección de la población. Los panelistas se eligen de forma que representen en su conjunto, lo más fielmente posible, la realidad de los hogares.
Los parámetros que clasifican a cada miembro son la edad, los estudios, la profesión, de los que se extrae la clase social, mientras que del hogar se realiza una lista de los electrodomésticos presentes. Todos estos datos serán comprobados periódicamente.
Según datos de Sofres existen 3800 audímetros instalados, sobre un total de once millones de hogares; por lo que aproximadamente cada panelista representa a 3000 hogares.

En mi caso, un día llegó un comercial que lo que venía a vender era un contrato con Sofres. Me explicó que le habían dado una lista de calles, la forma mediante la que se aproximan al perfil que necesitan, y había elegido mi portal hasta que alguien le abrió; así llegó el audímetro a mi casa.
Tras realizar la entrevista para recoger todos mis datos, anotó de forma exhaustiva todos los electrodomésticos presentes, incluyendo marca y antigüedad, y me clasificó como clase media.
Una vez expuestas las condiciones me explicó la forma en la que Sofres me recompensaría por mi esfuerzo: cada trimestre me llegarían puntos, 2400 por mes, canjeables por artículos de un catálogo. Mi primer pedido, una sandwichera, costó 14900 puntos.

El dispositivo

El audímetro se conecta directamente al televisor, y detecta automáticamente el encendido del aparato y el canal sintonizado, la activación del teletexto y el uso de dispositivos como consolas o reproductores de vídeo y DVD.
Todos los datos acerca del empleo del televisor, recogidos minuto a minuto, se guardan en una memoria EPROM; al final del día, de madrugada, el audímetro envía la información por GSM, la misma tecnología usada por los teléfonos móviles de segunda generación.
El control del aparato se realiza mediante un mando a distancia, a traves del que los panelistas indican su presencia, correspondiente a un botón, y la de invitados en el hogar, identificados en el momento por sexo y edad; esa es la única interacción que exige.

El técnico llegó a mi casa varios días después de firmar el contrato con Sofres, en Septiembre de 2003.
El primer audímetro era un aparato muy parecido a un vídeo VHS, más pequeño, con una gran pantalla LCD y una llamativa antena: daba la impresión de ser un aparato de muy primitivo, algo me confirmaron, puesto que el modelo era de los ochenta. El técnico soldó algunos terminales a la placa de sintonización, midiendo a continuación el voltaje correspondiente a cada canal, e instaló un aparato supletorio para el reproductor de vídeo, igualmente soldado a sus circuitos; el mando correspondiente era bastante tosco y permitía emitir opinión sobre los programas, aunque lo que se valoraba de verdad era verlos.
Este audímetro, cuando detectaba la puesta en marcha del reproductor, preguntaba por el tipo de vídeo que se estaba viendo, y al activar el modo AV del televisor obligaba a indicar el dispositivo que se estaba usando.
Una característica bastante irritante era la insistencia, mediante pitidos, en que alguien se identificase al encender el televisor.

En Enero de 2007 me sustituyeron el audímetro por otro más moderno. Este nuevo aparato va conectado al oscilador local del televisor, de forma que se conoce automáticamente cualquier canal añadido sin necesidad de que el técnico venga a ajustarlo. Está preparado para TDT, para reconocer cualquier dispositivo conectado y, sobre todo, su diseño se adapta a los nuevos modelos de televisor, ultraplanos y dotados de microcontroladores.
Han prescindido de las teclas de opinión, y la participación del panelista se reduce a la identificación de los que se encuentran frente al televisor.

La Audiencia

A partir de los datos que llegan de cada panelista, Sofres compila la audiencia diaria mostrando, para cada minuto, los espectadores de cada canal en número y porcentaje, llamado share; también se incluye como información adicional los otros usos que se da al televisor, de donde se extrapolan los hábitos de los televidentes.
Los datos ofrecidos se consideran de una fiabilidad indiscutible; las empresas valoran los espacios publicitarios basados en la audiencia medida, mientras que los canales de televisión crean y retiran programas en función de los valores entregados por Sofres.

Personalmente puedo asegurar que aunque se puede engañar al audímetro, es un sistema absolutamente fiable. Al principio puedes controlar lo que estás viendo, pero a las pocas semanas te olvidas de que está ahí.
Enciendo el televisor, aprieto la A en el mando y me olvido del aparato.

Evidentemente puede quedarse encendido aunque no estás viendo la televisión, o puede estar contando gente de menos o de más, pero los datos son realistas, porque se registra directamente el canal que se está viendo. Las posibles irregularidades se enfrentan al control de Sofres, que contacta ante cualquier anomalía, aparte de la comprobación anual de las características del hogar panelista.
Pero siempre hay margen para hacer un favor a algún compañero en la televisión, porque tú eliges lo que ves o no.

Mi experiencia con el audímetro ha convertido ver la televisión en algo trascendente, porque realmente cuenta mi opinión, y represento a más de diez mil personas; porque siento cierta responsabilidad al conocer como el mundo alrededor de los programas de televisión, y toda la gente que pertenece a él, es dirigido implacablemente por los dictados del audímetro.
Cada vez que uso el mando, de forma inconsciente, grandes inversiones y el trabajo de muchas personas está en mis manos; y el poder siempre es agradable.